C.A. CRISTIANOS ANONIMOS

  Otras versión bíblica  de Proverbios 4:23 dice: "sobre  todo guarda tu corazón, porque de él mana la vida" . Obviamente la palabra corazón está en sentido figurado representando aquello que nos impulsa en la vida. Lo que pensamos, la forma en que actuamos, las decisiones que tomamos nos definen como personas y como cristianos, por tanto, debemos cuidad que ponemos en nuestro "corazón o mente", y obviamente el mejor alimento que nos transformará y renovará nuestro ser, es la Palabra de Dios.

  Es un hecho comprobado que si cambiamos nuestra manera de pensar, cambiará nuestra manera de vivir. Y esto es justamente lo que la Biblia enseña, dándonos claras indicaciones de como vivir la nueva vida en Cristo. Entonces, ¿Es correcto pedirle a Dios que cambie nuestra manera de pensar?  Me consta que muchas personas bien intencionadas le piden al Señor que les cambie, pero la trampa de esta oración es que parece muy espiritual, pero es totalmente lo contrario.  Para entenderlo mejor, imagine que le pidiéramos con gran devoción al Espíritu Santo: "Hazme bajar de peso" y seguimos comiendo de la misma manera que nos ha hecho subir varios kilos, para luego decir: "le he pedido al Señor que me baje de peso, pero no ha respondido, no he bajado ni un gramo". Con esa lógica religiosa, ¿De quien sería la culpa por no bajar de peso? ¡Obviamente de Dios y no de nosotros!  De igual manera, la oración; "Señor, cámbiame" no tiene sentido, si seguimos con los mismos

  Si nos consideramos cristianos, debemos entender que la Biblia nos habla de practicar el arrepentimiento (Mt.3:2), pues se supone que hemos nacido de nuevo, y por tanto ahora tenemos la mente de Cristo (1 Cor.2:16).   La palabra "arrepentimiento" en el griego significa "cambio radical de manera de pensar" . Por esa razón Pablo nos insta a pensar en lo bueno, en " lo positivo, y en todo aquello que es digno de alabanza" (Fil.4:8 ) , en el fondo nos enseña a "transformar nuestra antigua manera de pensar" (Rom.12:2) , pues si bien "estamos en el mundo, ya no somos parte de él" (Juan 17:15,16) y debemos aprender a pensar como hijos de Dios. Cuántas enfermedades físicas tenemos que son la causa de una negativa manera de pensar impregnada de odio, resentimiento, amargura, falta de perdón, envidia, preocupación, etc. Estas son las llamadas "enfermedades psicosomáticas" que parten en la mente y repercuten en el cuerpo. Por tanto,

  "Nos convertimos en lo que pasamos pensando",  esta famosa frase describe una tremenda realidad de la que deberíamos estar más conscientes. Y es que en efecto, nos convertimos en aquello que pasamos pensando todo el día. Por eso debemos tener cuidado y poner atajo a los pensamientos de amargura, odio, resentimiento, envidia, juicio, temor, preocupación, enfermedad, muerte, soledad, etc. O pensamientos de poca valía, baja autoestima, y todo autosabotaje. Con razón se dice que "no somos lo que pensamos que somos, sino que somos lo que pensamos",  por tanto, es importante prestar atención al tipo de pensamientos que nos acompañan diariamente, pues obedecen a una programación mental que venimos arrastrando desde nuestra niñez. Lo maravilloso, es que podemos cambiar esa programación de nuestros pensamientos, siguiendo la pauta bíblica, que nos enseña que diariamente podemos decidir y elegir "pensar en lo bueno, lo que es verdadero, lo honesto, lo justo, lo amable

  Cuando el Señor nos enseñó a orar, Él dijo algo que generalmente pasamos por alto, pues pensamos que orar es repetir palabras o hablar con términos altisonantes, tratando de convencerlo para que cumpla nuestros deseos. Y esto es porque no hemos entendido que lo primero que debemos hacer al momento de orar, es entrar en el silencio. Jesús lo dijo así: " Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" (Mt.6:6).  Esto no significa solamente que nos apartemos y cerremos la puerta de nuestra habitación, pues aún nuestra mente puede estar llena de ruido y distracciones que nos impedirán tener esa real comunión que Dios busca enseñarnos.  Si realmente deseamos tener una verdadera comunión con Dios, será bueno preguntarnos; ¿Cuándo oramos, esta nuestra mente en silencio, quieta, enfocada solamente en Dios? ¿Está nuestra mente llena de pensamientos que nos distraen? La orac

  Tenemos la extraña creencia que Dios es como un mago, es decir, si le pedimos algo Él nos lo concederá como por "arte de magia", pero para que suene espiritual le llamamos milagro. En realidad, Dios busca que maduremos espiritualmente, y que aprendamos a usar el arsenal de herramientas, dones y talentos que nos ha dado para vivir.  La Biblia dice: " hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, para que seamos una persona MADURA, según la medida total de la plenitud de Cristo, para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados a la deriva por todo viento de enseñanza, según la astucia de los hombres que emplean las artimañas del error para engañar. Pero al PRACTICAR la verdad en amor, CREZCAMOS en todas las cosas en Aquel que es la Cabeza, Cristo" (Efesios 4:13-15).

Los pajaritos nos enseñan una enorme verdad: Ellos no se afanan si no encuentra la ramita adecuada para su nido, o el gusano que alimentará a sus crías, saben que en algún momento lo hallaran. Y si hay tormenta, tampoco se preocupan; simplemente agachan su cabeza y no oponen resistencia, pues saben que Dios tiene el control de todo. El Señor Jesús lo expresó de esta forma: "Miren las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? (Mt.6:26) y luego agregó: "No se afanen, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o que beberemos, o qué vestiremos? Porque la gente que no cree en Dios busca todas esas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tienen necesidad de todas estas cosas" (Mt.6:31,32). ¿Está viviendo como un pajarito, con la certeza que Dios tiene el control de todo o vive afanado como las personas que no conocen al Señor?

  Cuando leemos la Biblia, tenemos la tendencia a enfocar en aquellas porciones que nos hablan de bendición y prosperidad, sin prestar mucha atención a ciertos detalles que son vitales para que se cumplan las promesas de Dios. Por ejemplo, en Isaías 40:30 y 31 tenemos un texto que nos gusta mucho pues Dios promete que cuando nos fatiguemos, nos cansemos o incluso flaqueemos y caigamos, el Señor nos dará nuevas fuerzas a tal punto que nos sentiremos como majestuosas águilas volando sin cansarnos o fatigarnos. ¡Qué tremendas promesas! El problema con esa lectura, es que hemos pasado por alto la partícula PERO . Ese " pero " es muy importante, pues significa que para poder recibir todas esas promesas, primero debemos aprender a ESPERAR en el Señor.  ¿Qué significa esperar? Es decidir activamente confiar en Dios, sin permitir que el miedo nos desanime, y con la certeza que Su Palabra se cumplirá de acuerdo a Su tiempo y voluntad. Esperar significa activar nuestra fe con los ojos