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Mostrando entradas de abril, 2024

EL FRACASO Y EL EXITO

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  Al leer la Biblia, una de las cosas que llama la atención, es que todos los hombres y mujeres que Dios usó en algún momento de sus vidas, experimentaron "el que las cosas no salieron como ellos deseaban", en otras palabras, "fracasaron" desde la óptica humana. Y es que Dios permite el fracaso en nuestras vidas para enseñarnos a ser exitosos en Él.  Por ejemplo, cuando Moisés mató a egipcio (Éxodo 2), pensó que los israelitas verían en él, al líder político que lo sacaría de la esclavitud. Pero fracasó rotundamente, al punto que huyo al desierto donde se exilió por 40 años y olvidó sus sueños de grandeza. No obstante, allí en el desierto, en la soledad y el sufrimiento, aprendió a conocerse a sí mismo, murió a su orgullo y a sus pretensiones humanas.  Pero como todo lo que Dios permite tiene propósitos, cuando llego el momento, Dios levanto a Moisés como el libertador de su pueblo, pero ahora a la manera del Señor.  Por ello, conviene entender que el éxito y el fra

¿ES JESÚS MI SEÑOR?

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 Jesús dijo: "¿Por qué me llaman Señor, Señor y no hacen lo que digo?" (Lucas 6:46). Esta es quizás la pregunta más triste que Jesús le hace a sus discípulos, y por extensión a todos nosotros los que hoy en día nos indentificamos como "cristianos".  Actualmente, la palabra "Señor" se usa como signo de respeto y por ellos es que decimos "el Señor Gonzales o el Señor Perez" y al mismo nivel está la expresión: "el Señor Jesús".  No obstante. es preciso entender que cuando Jesús hace esa pregunta (Luc.6:46), Él está usando el término griego Kyrios, que se traduce como "Dueño, Amo o Señor". Entonces. lo que Él está diciendo es, "¿Por qué me llaman Dueño, Amo Absoluto, y no me obedecen?". Y es que una cosa es "decir" y otra, tomar en serio lo que se "dice", en otras palabras, eso es la religiosidad. Lo que Jesús busca, es personas que lo amen de tal manera, que la obediencia sea un reflejo de ese amor.

HE AQUÍ ESTOY A LA PUERTA Y LLAMO

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  ¿Ha escuchado alguna vez este versículo?:  "Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo" (Apoc. 3:20). Se ha enseñado erróneamente que este es un versículo evangelístico, es decir para personas no creyentes, pero el contexto indica totalmente lo contrario. En realidad, es una amorosa invitación del Señor Jesús, a los cristianos de la Iglesia de Laodicea, que se habían convertido en creyentes nominales o "tibios" (Apoc.3:16), para que le "abrieran la puerta y permitieran que Él realmente entrara en sus vidas", y por eso usa la  ilustración de cenar y comer juntos como señal de comunión. Debiéramos preguntarnos: ¿He llegado a convertirme en un creyente nominal o tibio? ¿Tengo la sensibilidad para saber cuando Dios me está hablando? ¿Practico la contemplación o el escuchar a Dios? ¿Con quien tengo más compromiso; con Jesús o con la institución religiosa a la que asisto? Finalmente, le inv