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EL PROPOSITO DE LA ORACION

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  A veces creemos que el propósito de la oración es persuadir a Dios, para que haga nuestra voluntad. Incluso llegamos a pensar que si sumamos personas y formamos cadenas de oración, de esa manera  vamos a convencerlo para que "dé su brazo a torcer" y haga finalmente lo que nosotros queremos. Lo que debemos entender, según lo enseña el mismo Señor Jesús en "El Padre Nuestro", es que el propósito de la oración es escuchar a Dios y de esa manera poder alinear nuestros deseos con los suyos, pidiendo que se cumpla Su voluntad en nuestra vida (Mt.6;10). En un reino, el rey soberano hace su voluntad y sus siervos se alinean y obedecen, cuanto más si se trata del Reino de los Cielos.

¿VIVIMOS EN EL AMOR DE DIOS?

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  Si le preguntásemos a cualquier creyente: "usted ama a Dios", sin duda nos respondería con un categórico "¡por supuesto!". Y seguramente esa irreflexiva respuesta estaría basada en los sentimientos y en las buenas intenciones religiosas. Pero si se reflexiona un poco, se debe entender que amar a Dios, es vivir en Su amor, y por tanto, se debe amar a los demás como Dios nos ama a nosotros. ¿Ama usted de esa manera? Debido a nuestro ego religioso o vieja naturaleza, nos cuesta entender que si un creyente dice que ama a Dios, pero juzga, murmura, lleva y trae chismes, no perdona, habla mal de otras personas, alberga odio y amargura en su corazón, ese creyente no vive en el amor de Dios, y está viviendo absolutamente engañado. La Biblia claramente dice: "Si alguien dice: "Yo amo a Dios", pero odia a otro creyente, esa persona es mentirosa pues, si no amamos a quienes podemos ver, ¿Cómo vamos a amar a Dios, a quien no podemos ver?" (1 Juan 4:20). Si

EL FRACASO Y EL EXITO

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  Al leer la Biblia, una de las cosas que llama la atención, es que todos los hombres y mujeres que Dios usó en algún momento de sus vidas, experimentaron "el que las cosas no salieron como ellos deseaban", en otras palabras, "fracasaron" desde la óptica humana. Y es que Dios permite el fracaso en nuestras vidas para enseñarnos a ser exitosos en Él.  Por ejemplo, cuando Moisés mató a egipcio (Éxodo 2), pensó que los israelitas verían en él, al líder político que lo sacaría de la esclavitud. Pero fracasó rotundamente, al punto que huyo al desierto donde se exilió por 40 años y olvidó sus sueños de grandeza. No obstante, allí en el desierto, en la soledad y el sufrimiento, aprendió a conocerse a sí mismo, murió a su orgullo y a sus pretensiones humanas.  Pero como todo lo que Dios permite tiene propósitos, cuando llego el momento, Dios levanto a Moisés como el libertador de su pueblo, pero ahora a la manera del Señor.  Por ello, conviene entender que el éxito y el fra

¿ES JESÚS MI SEÑOR?

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 Jesús dijo: "¿Por qué me llaman Señor, Señor y no hacen lo que digo?" (Lucas 6:46). Esta es quizás la pregunta más triste que Jesús le hace a sus discípulos, y por extensión a todos nosotros los que hoy en día nos indentificamos como "cristianos".  Actualmente, la palabra "Señor" se usa como signo de respeto y por ellos es que decimos "el Señor Gonzales o el Señor Perez" y al mismo nivel está la expresión: "el Señor Jesús".  No obstante. es preciso entender que cuando Jesús hace esa pregunta (Luc.6:46), Él está usando el término griego Kyrios, que se traduce como "Dueño, Amo o Señor". Entonces. lo que Él está diciendo es, "¿Por qué me llaman Dueño, Amo Absoluto, y no me obedecen?". Y es que una cosa es "decir" y otra, tomar en serio lo que se "dice", en otras palabras, eso es la religiosidad. Lo que Jesús busca, es personas que lo amen de tal manera, que la obediencia sea un reflejo de ese amor.

HE AQUÍ ESTOY A LA PUERTA Y LLAMO

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  ¿Ha escuchado alguna vez este versículo?:  "Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo" (Apoc. 3:20). Se ha enseñado erróneamente que este es un versículo evangelístico, es decir para personas no creyentes, pero el contexto indica totalmente lo contrario. En realidad, es una amorosa invitación del Señor Jesús, a los cristianos de la Iglesia de Laodicea, que se habían convertido en creyentes nominales o "tibios" (Apoc.3:16), para que le "abrieran la puerta y permitieran que Él realmente entrara en sus vidas", y por eso usa la  ilustración de cenar y comer juntos como señal de comunión. Debiéramos preguntarnos: ¿He llegado a convertirme en un creyente nominal o tibio? ¿Tengo la sensibilidad para saber cuando Dios me está hablando? ¿Practico la contemplación o el escuchar a Dios? ¿Con quien tengo más compromiso; con Jesús o con la institución religiosa a la que asisto? Finalmente, le inv

MARANATHA

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Maranatha, es la transcripción griega de una expresión de origen arameo y que significa "El Señor viene", y solamente aparece una vez en la Biblia.  Fue empleada por Pablo al final de la Primera epístola a los corintios cuando advierte: "El que no ame al Señor Jesucristo, sea maldito. ¡Maranatha!" o ¡El Señor viene! (1 Corintios 16:22) . No obstante esta expresión se popularizó en la iglesia primitiva, al ser usada como saludo entre los cristianos del primer siglo.  Hoy, en pleno siglo XXI, podemos decir, ante todos los acontecimientos mundiales que están ocurriendo, que debemos tomar en serio nuestra relación con el Señor, pues su Segunda Venida está cerca. ¡Maranatha!

¡jESÚS HA RESUCITADO!

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  Cuando alguien indaga en el origen de alguna religión, debe buscar a sus fundadores entre los muertos.  La tumba de Buda y sus osamentas se hallan en el estado indio de Uttar Pradesh. Los restos de Mahoma se hallan en la mezquita del Profeta en Medina,  Arabia Saudita. Confucio está sepultado en el cementerio de Kong Lin en Shandong, China. Los restos mortuorios del fundador del Sijismo, Guru Nanak Dev Ji, se hallan en la provincia de Punjab, Pakistan.  Pero cuando se busca en el Cristianismo, la cosa es muy diferente. La tumba de nuestro Señor Jesús está vacía, pues el resucitó, ¡Él vive! La Escritura nos recuerda que ese domingo de madrugada, hace más de 2.000 años atrás, unas devotas mujeres fueron al sepulcro buscando el cadáver de Jesús para ungirlo, pero no lo hallaron, en cambio se encontraron con un ángel que les dijo:  “¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? Él no está aquí, ha resucitado” (Lucas 24:5,6) ¡Ese mismo mensaje, es el que en el domingo de resurrección, re