SOMOS LO QUE PENSAMOS

 



"Nos convertimos en lo que pasamos pensando", esta famosa frase describe una tremenda realidad de la que deberíamos estar más conscientes. Y es que en efecto, nos convertimos en aquello que pasamos pensando todo el día. Por eso debemos tener cuidado y poner atajo a los pensamientos de amargura, odio, resentimiento, envidia, juicio, temor, preocupación, enfermedad, muerte, soledad, etc. O pensamientos de poca valía, baja autoestima, y todo autosabotaje.

Con razón se dice que "no somos lo que pensamos que somos, sino que somos lo que pensamos", por tanto, es importante prestar atención al tipo de pensamientos que nos acompañan diariamente, pues obedecen a una programación mental que venimos arrastrando desde nuestra niñez.

Lo maravilloso, es que podemos cambiar esa programación de nuestros pensamientos, siguiendo la pauta bíblica, que nos enseña que diariamente podemos decidir y elegir "pensar en lo bueno, lo que es verdadero, lo honesto, lo justo, lo amable y todo lo que sea bueno y de bendición" (Fil.4:8), pues si nos decimos cristianos, tenemos la responsabilidad de pensar como lo haría Jesús, ya que "tenemos la mente de Cristo" (1 Cor.2:16).



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