Y LLAMARÁ SU NOMBRE ADMIRABLE
Este famoso texto lo profetiza Isaías 700 años a.C. en Judá, durante el reinado de Acaz y en una época de crisis política, oscuridad, opresión y bajo la constante amenaza de las potencias; Asiria y Babilonia.
En medio de esta crisis, Isaías pronuncia esta profecía ofreciendo una visión de esperanza divina frente a la desesperación terrenal. En ella, Dios promete el nacimiento de un niño muy especial, que se cumple siglos después con el nacimiento de Jesús. La profecía mostraba tanto la humanidad como la divinidad de quien vino a reconciliar a la humanidad con el Padre Celestial y establecer un reino eterno de justicia y paz.Cada nombre asignado revela el carácter de su obra redentora. Como Príncipe de Paz, él vino a restaurar la paz entre Dios y los hombres y su reinado de justicia por la eternidad. Su divinidad se mostraba al llamar a ese bebé "Dios fuerte" y "Padre Eterno". Esta profecía, se cumplió siglos más tarde en un humilde establo de Belén.
"Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz" (Isaías 9:6)

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