CREER EN DIOS, NO ES LO MISMO QUE CONOCERLE


En cierta oportunidad, una iglesia estaba de aniversario y como última actividad de la noche de celebración, organizaron un concurso de poesía bíblica donde todos los participantes debían declamar el Salmo 23.  

Cada uno de ellos, leyó cada versículo con gran perfección, algunos impostaban la voz para darle más dramatismo, otros gesticulaban mientras leían y la congregación aplaudía con gran algarabía a cada participante.

Finalmente subió un hombre humildemente vestido, con cierta torpeza abrió la Biblia y con voz trémula comenzó a decir: “El Señor es mi pastor; nada me falta. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. 6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa del Señor moraré por largos días”

Cuando terminó, comenzó a bajar lentamente de la plataforma, pero no hubo aplausos ni gritos de algarabía, toda la gente estaba en silencio, algunos incluso lloraban, otros se ponían de rodillas, era como si de pronto el cielo se hubiera abierto, inundando el ambiente. ¿Qué había pasado? Que los anteriores participantes, conocían bien el salmo 23 y conocían cada punto y coma, por tanto recitaban con perfección el texto. Pero el último hombre,  conocía al autor del Salmo 23 y eso la gente lo notó. 

Una cosa es conocer la Biblia, y otra muy distinta es conocer a quien la inspiró. Una cosa es creer en Dios y otra es creerle. Creer en Dios no es lo mismo que conocerle. Conocerle es amarle, es confiar en Él sin importar las circunstancias y obedecerle.

El Señor Jesús lo dijo muy claro: "Muchos me dirán en aquel día; Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros Y entonces les declarará: Nunca los conocí"(Mateo 7:22,23).

Conocer al Señor y ser conocido por Él es lo más importante en la vida.


Comentarios

Entradas populares de este blog

LA NEUROCIENCIA Y LA BIBLIA

¿QUÉ SE CELEBRA?