GLOBALIZACIÓN Y GLOBALISMO: LA DIFERENCIA QUE TODO CRISTIANO DEBE ENTENDER
Cuando se habla de GLOBALIZACIÓN, nos referimos al fenómeno que estamos viviendo y que se refiere a un mundo interconectado. Por ejemplo, usted hoy puede comprar por internet un producto de otro país y pagar de manera virtual. Puede tener una videollamada con conexión inmediata desde su teléfono con alguien que está al otro lado del mundo. Por tanto, en términos generales, la globalización se refiere a un fenómeno positivo de interconexión comercial, cultural, de información, de tecnología, etc.
En cambio, una cosa muy distinta es el GLOBALISMO que también estamos viviendo - de una manera menos evidente - y que no es algo positivo, pues no estamos hablando de una herramienta de cooperación, sino de una ideología que busca CONTROLAR, donde una élite transnacional busca dirigir los destinos del planeta bajo una agenda común, por encima de las decisiones de las naciones. El globalismo es una visión política e ideológica que propone un sistema de gobierno global centralizado.
DISCERNIMIENTO DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS
Para muchos cristianos el concepto de "un gobierno mundial" que surgirá antes del retorno de Cristo (Apoc.13) no es algo nuevo, donde la autoridad política, económica y religiosa se concentrará en una sola estructura global. Durante años, se pensó que eso ocurriría en un futuro lejano, pero la realidad muestra que ese sistema ya está operando de manera progresiva, a través de mecanismos internacionales que establecen normas globales en nombre del "bien común" o la "sostenibilidad", y que las imponen a las naciones a través de "tratados internacionales".
En este modelo político, las naciones pierden autonomía en nombre de esa "cooperación internacional". Instituciones como la ONU, la OMS, el FMI, o foros como el Foro Económico Mundial, ejercen una influencia creciente sobre las decisiones internas de los países, desde la salud pública hasta la política de inmigración o energéticas.
Por tanto, cuando un país firma un tratado internacional que luego se convierte en normas obligatorias, esas normas no tendrán problema en pasar a llevar su propia constitución, pues de facto, el gobierno mundial es el que opera, no el gobierno nacional, que sólo es un títere.
¿IMPORTA SI UN POLÍTICO ES DE IZQUIERDA O DERECHA?
Cuando un político es globalista, ya no importa si es de izquierda o derecha, pues está supeditado al gobierno mundial, lo que importa es si es patriota. Para entenderlo bien:
El político globalista cree que la soberanía debe diluirse en un sistema mundial de gobierno. Promueve una visión homogénea del mundo: una sola economía, una sola moneda, una sola narrativa cultural y moral.
-
El político patriota, en cambio, cree que la soberanía de su nación es sagrada, que cada pueblo tiene el derecho —y el deber— de decidir su propio destino. A defender la libertad de pensamiento y las raíces judeocristianas que le han dado forma.
EL ROL DEL CRISTIANO HOY
Jesús dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo” (Mateo 5:13–14). Ser sal y luz significa preservar la verdad y resistir la corrupción moral y espiritual. Hoy más que nunca, los cristianos deben ser voz de alerta, defender la libertad de conciencia, y preservar la cultura judeocristiana que dio fundamento a nuestras sociedades occidentales: respeto por la vida, la familia, la libertad y la dignidad humana.
El llamado no es a temer, sino a discernir. A estar firmes, informados, y espiritualmente despiertos.
Porque aunque el mundo camine hacia estructuras globales cada vez más centralizadas, el Reino de Dios sigue avanzando…y ningún sistema humano podrá detenerlo.
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres” (Gálatas 5:1).

Comentarios
Publicar un comentario