¿A QUIÉN IRÍA?
Si tuviera que tomar una decisión trascendente y observara que, a lo lejos, se divisa un grupo de cadáveres, calaveras y esqueletos, y a uno que está vivo, de pie. ¿A quién le consultaría?
¿Se acercaría al cadáver de uno que afirmó ser un iluminado y que llamaban Buda? ¿Le preguntaría a los huesos y la calavera de uno que fue muy sabio y se llamó Confucio? ¿Se acercaría a consultarle al esqueleto de uno que afirmaba ser el profeta de nombre Mahoma?
¿O se acercaría a preguntarle a aquel que está vivo? Ese que está de pie, es aquel que afirmó ser Dios en carne humana, diciendo "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre". Que declaró sólo Él es el camino, la verdad y la vida que llevan al Padre. Que incluso se atrevió a decir: "Antes que Abraham naciera, yo soy" o que dijo "El que cree en mí aunque muera, vivirá". Con toda audacia dijo que se dejaría crucificar y al tercer día resucitaría, y todo eso lo cumplió. Y nos dijo: "Si ustedes se mantienen fieles a mi palabra, serán mis discípulos; conocerán la verdad, y la verdad os hará libres", y prometió que volvería. Hoy lo esperamos, como al Rey de reyes y Señor de señores. Su nombre es Jesús.

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