JESÚS, LA POLITICA Y EL REINO


El evangelio de Juan nos relata la vez que el pueblo quiso coronar al Señor como rey-mesías, es decir, como el líder político que les daría bienestar material y los libraría del yugo romano. Ese episodio ocurrió después de que esa multitud de más de cinco mil personas fue alimentada, pero Jesús, lejos de aceptar tal nombramiento, se apartó al monte solo (Juan 6:14, 15). Esta escena es muy importante de entender, sobre todo en el mundo tan enrarecido políticamente que vivimos hoy, lleno de desinformación y propaganda. 

Con esa acción, nuestro Señor nos muestra que su misión no podía reducirse a un proyecto político humano, pues su trascendente venida estaba relacionada con su reino que "no es de este mundo" (Juan 18:36). Esta lección es clave para que nosotros, que nos decimos sus seguidores, y que formamos parte de ese reino espiritual, no nos enredemos en las estrategias humanas y partidistas y entendamos que si bien estamos en este mundo, no somos de este mundo (Juan 17:14), pues nuestra verdadera patria es celestial (Fil. 3:20). 

Sin embargo, nuestro Señor, mientras estuvo en esta tierra,  cumplió con las leyes humanas, como pagar impuestos, de la misma manera nosotros también debemos obedecer con ley cívica de votar en política (Rom.13:1), pero no lo hacemos con una visión netamente partidista, sino teniendo como objetivo el defender los valores de ese reino espiritual, y entonces nuestro voto será por aquel que mayoritariamente: 

  • Defiende la familia diseñada por Dios de un hombre y una mujer y el derecho de los padres a educar a sus hijos, y no que el Estado los adoctrine.
  • Defiende la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Rechazando el aborto como política de Estado o la eutanasia.
  • Defiende la libertad de conciencia y fe, es decir, que una persona cristiana pueda predicar, educar y vivir su fe sin imposiciones ideológicas.
  • Defiende la justicia, donde se castigue al agresor y se defienda a la víctima. Y luche contra la corrupción.
  • Defiende los derechos y vela por los más vulnerables.
  • Defiende la soberanía, cuidando la identidad nacional e impidiendo que agendas globalistas socaven los valores judeo-cristianos.
Finalmente, un cristiano debe defender que "a lo bueno se le siga llamando bueno y a lo malo, se le siga llamando malo" (Isaías 5:20). 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA PAZ QUE SE VIVE POR LA FE

¿QUÉ SE CELEBRA?

CREER EN DIOS, NO ES LO MISMO QUE CONOCERLE