¿SE PUEDE TENER PAZ EN MEDIO DE LA TORMENTA?

 


Cuando estamos viviendo tiempos difíciles, tormentosos, ¿Cuál es nuestra primera reacción? ¿Temor, preocupación, ansiedad, angustia? Y si nos consideramos cristianos,  ¿Dónde está la paz que Jesús nos dio? La Biblia nos muestra la manera en que debemos enfrentar las tormentas repentinas que nos afectan; para ello, debemos practicar los principios que el Señor nos enseña. Si está viviendo tiempos de tormenta, ponga atención a lo que el evangelio de Lucas nos relata.

El texto nos muestra a Jesús, quien ha estado enseñando todo el día, rodeado de una multitud de personas necesitadas, buscando algo de él: enseñanza, consejo, sanidad, liberación. Luego de un día agotador, al llegar la noche, la Escritura dice: "Aconteció un día, que entró en una barca con sus discípulos, y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron. Pero mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y peligraban. Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza. Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es este, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?" (Lucas 8:22-25)

Por el contexto sabemos que se dirigían a la región de Gadara,  al otro lado del lago. La travesía entre ambas orillas duraba varias horas y Jesús estaba muy cansado, apenas se puso en marcha la embarcación, y se recostó sobre una almohada, se quedó profundamente dormido.

LA TORMENTA

Mientras iban navegando y charlando, se dieron cuenta de que se aproximaba una tormenta. El viento comenzó a arreciar y las olas comenzaron a mover la embarcación cada vez con más violencia.  Como pescadores avezados, arriaron la vela e iniciaron las maniobras de sacar el agua que comenzó a inundar el bote. Sin embargo, esta tormenta era distinta a las anteriores. Debido a la ferocidad inusitada del viento y el mar, comenzaron a hundirse.

 La desesperación y el pánico se apoderaron de los discípulos, y el pensamiento de la muerte cruzó por sus mentes. Pero para su sorpresa, Jesús seguía durmiendo, ajeno a todo el peligro. Desesperados y aterrados le gritaban para que despertara, pero el viento que aullaba y el mar embravecido impedían que les pudiera oír. Con dificultad, alguien consiguió llegar a él y le despertó gritándole que iban a morir.

Esta reacción colectiva de los discípulos se parece mucho a la manera en que nosotros reaccionamos ante las crisis o tormentas de la vida. Al igual que ellos, que llevan a Jesús en la misma barca, nosotros decimos tener al Señor "en nuestro corazón", no obstante, también llegamos a pensar que no hay solución posible, y también le reprochamos el que no nos escucha, y tratamos de "despertarlo" con nuestras oraciones de temor y angustia. 

¿DÓNDE ESTÁ TU FE?

Una vez que él se levanta y majestuosamente calma al viento y al mar,  les pregunta con asombro: “¿Dónde está su fe? ¿Por qué más bien no le pregunta cómo están? ¿Por qué no muestra más compasión por sus aterrorizados discípulos?

Porque lo que quería ver Jesús en sus discípulos —y también en nosotros— es FE, y no temor en las tormentas de la vida. ¿Qué es la fe? En términos simples, es no solo creer en Jesús, sino CREERLE cuando dice algo, creer en su palabra. La Biblia dice: “Sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6). ¿Qué les había dicho a sus discípulos al subir al bote? "Pasemos al otro lado" (Luc.8:22). Pero ellos ya lo habían olvidado. 

Olvidaron completamente lo que les había dicho, pues toda su atención estaba puesta en lo que estaba pasando en la mitad del lago, y "no en el otro lado". Solo veían olas enormes, viento embravecido, la oscuridad de la noche y obviamente se llenaron de temor. La fe había desaparecido, era solo un concepto, no una vivencia...al igual que nos pasa a nosotros.

¿DÓNDE ESTÁS MIRANDO?

Cuando confiamos en lo que Dios ha dicho, podemos tener paz en medio de la tormenta. Eso no significa que no vamos a sufrir o que no sentiremos temor al ver "las olas y el viento rugir", pero podremos experimentar la paz, al poner en acción nuestra fe, pues Él dijo:"Pasemos al otro lado".

 Ejercitar la fe es enfocarse en Su palabra y no en las circunstancias, y cuando lo hacemos, experimentamos paz en medio de la crisis. 

En las tormentas debemos recordar sus palabras: “Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).  “En el mundo tendrán aflicción, pero confíen, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque tu Dios estará contigo en donde quiera que vayas” (Josué 1:9).

Además, también nos dijo: "La paz les dejo, mi paz les doy; no se las doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tengan miedo" (Juan 14:27).






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