CONOCIENDO A DIOS

 


En muchos círculos cristianos, abunda la creencia que la oración es una lista de peticiones que le hacemos a Dios, o el ejercicio de repetir oraciones aprendidas de memoria. Lo paradojal, que estos dos argumentos son totalmente descalificados por el Señor cuando en el Sermón del Monte nos enseñó a orar. Jesús dijo claramente, que "no usáramos vanas repeticiones y que evitáramos la palabrería" (Mt.6:7), porque "nuestro Padre sabe de que cosas tenemos necesidad, sin que se lo pidamos" (Mt.6:8).

Claramente, el propósito de la oración, no es pedir o repetir palabras, sino la práctica del noble ejercicio de la contemplación, donde aprendemos a CONOCER y a AFERRARNOS a Dios, y no a las respuestas que pudiera darnos. 

La oración es intimidad con Dios en lo secreto. "Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público" (Mt.6:6).


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