EL PODER SANADOR DEL PERDÓN

 


Muy a menudo las personas creen que NO PERDONAR es una manera de castigar a la persona que causó el daño. Creen que PERDONAR equivale a "no hacer justicia y dejar el daño en la impunidad". Y por eso se resisten a perdonar. Alguien que piensa de esa manera, no sólo se erige como un juez, sino que no ha entendido que el perdón libera al que perdona, cortando el lazo que lo mantenía atado y dejando al agresor en las manos de Dios, quien es el Juez Justo que emitirá la sentencia a Su tiempo. 

No perdonar, es tan necio como tomar veneno cada día, esperando que la otra persona se muera. El que va muriendo lentamente de amargura es aquel que no perdona. 

Si le cuesta perdonar, y usted se considera un creyente, recuerde la oración que el Señor Jesús nos dejó como ejemplo. En el Padre Nuestro decimos:"Y perdona nuestros pecados, COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE PECAN CONTRA NOSOTROS. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria por todos los siglos. Porque SI PERDONAN a los hombres SUS PECADOS, los perdonará también a ustedes vuestro Padre celestial, mas SI NO PERDONAN A LOS HOMBRES SUS PECADOS, tampoco vuestro Padre PERDONARÁ VUESTROS PECADOS" (Mateo 6:12-15)

¿Se dio cuenta? Nuestros pecados son perdonados, siempre y cuando hayamos perdonado a otros. 

El perdón no hace que la otra persona tenga la razón, hace libre al que perdona. 









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