¡DESPIERTA!
¿Cómo puede Dios permitir que la maldad aumente cada día? ¿Por qué no hace nada?
Antes de buscar una respuesta a esas preguntas, debemos hacer una profunda reflexión. Por mucho tiempo hemos dejado que políticos ateos saquen a Dios de las escuelas, del Gobierno, y nosotros no sólo decimos nada, sino que hasta votamos por ellos.
Hemos encontrado que está bien que en la escuela no se les enseñe de Dios a los niños, pero dejamos que hombres disfrazados de mujeres, les digan que no son lo que sus organismos y ADN les identifica, sino que pueden "percibirse" de lo que "sientan". Y no hemos hecho nada.
Dejamos que los políticos, que no respetan ni creen en la Biblia, nos digan que abortar o asesinar a un bebé indefenso está bien, pero que hay que proteger a los "peces y moluscos sintientes". Y no hacemos nada.
Les dejamos que sigan destruyendo el concepto de familia que Dios creó, y no nos parece mal, pues hay que ser "tolerantes". De nuevo, no hacemos nada.
La Biblia dice en Isaías 5:20 "¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! Tristemente estamos viviendo en este mundo donde no se busca la verdad, sino que se la manipula al antojo de los políticos ateos de turno. Y de nuevo, no hacemos nada, y muchas veces somos cómplices silentes.
Y cuando líderes políticos que valientemente defienden todos estos valores judeo-cristianos, incluso a riesgo de sus vidas, en vez de defenderlos, los atacamos pues hemos caído en la trampa de creer toda la doctrina de los medios de masas.
Tratando de responder a las preguntas:¿Cómo puede Dios permitir que la maldad aumente cada día? ¿Por qué no hace nada?
Al leer las Escrituras, claramente nos damos cuenta que Dios no quiere que la maldad aumente, y por esa razón envío a Su Hijo Jesús, para que mediante su sacrificio en la cruz y Su resurrección, nosotros pudiéramos ser transformados y así ser sal y luz en este mundo en tinieblas (Mt.15:13-16). Entonces, no es Dios quien debe hacer algo para frenar la maldad, somos nosotros los que debemos cumplir con nuestra responsabilidad, con la que fuimos comisionados (Mt.28:18-20).
Por tanto, debemos despertar y dejar de ser meros espectadores y defender valientemente la verdad, llamando "bueno a lo que realmente es bueno". Recuerda, "sólo se cosecha lo que se siembra".
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