PERSEVERANCIA, LA PALABRA OLVIDADA DEL CRISTIANISMO

 


En el mundo cristiano se ha instalado fuertemente la idea "del menor esfuerzo". Es decir, cuando estamos en problemas o viviendo una situación que no nos agrada, le pedimos a Dios que haga un milagro. En otras palabras, oramos para que Él haga el trabajo que nos corresponde a nosotros, y que por supuesto, nosotros seamos los beneficiados con la ley del menor esfuerzo. Pero esa creencia es totalmente ajena a las Escrituras. Permítame un ejemplo, de los muchos que hay en la Biblia; en la carta a los Hebreos leemos lo siguiente: "Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan gran de de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con PERSEVERANCIA (algunas Biblia también emplean el término paciencia) la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe" (Heb.12:1,2).

El término griego que se traduce como "perseverancia", es hupomeno, que significa permanecer valientemente. Esta misma palabra aparece en Romanos 5:3,4 "Y no sólo esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce PERSEVERANCIA; la PERSEVERANCIA, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza".

El Señor Jesús nos dijo claramente que en este mundo tendríamos aflicción (Juan 16:33), por tanto, frente a los problemas, no tiene sentido pedirle que los elimine por un acto de magia, sino que debemos perseverar en esta carrera llamada vida - aferrados a Él - para que nuestro carácter sea forjado.

Aunque no nos guste, no debemos huir de los problemas o sufrimientos, sino que más bien debemos aprender a enfrentarlos perseverantemente, enfocados en Jesús, pues de esa manera maduraremos espiritualmente, y aprenderemos a ser "más que vencedores" (Rom.8:37) y así conoceremos el "para que" Dios permitió los problemas, los obstáculos y el dolor.

Dios en su sabiduría y amor, nos ha dejado incluso estos versículos, "escritos en la naturaleza", y es por eso que vemos que el agua siempre vence sobre la roca, no porque el agua sea más fuerte, sino porque persevera sin cesar.



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