HE AQUÍ ESTOY A LA PUERTA Y LLAMO

 


¿Ha escuchado alguna vez este versículo?: "Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo" (Apoc. 3:20).

Se ha enseñado erróneamente que este es un versículo evangelístico, es decir para personas no creyentes, pero el contexto indica totalmente lo contrario. En realidad, es una amorosa invitación del Señor Jesús, a los cristianos de la Iglesia de Laodicea, que se habían convertido en creyentes nominales o "tibios" (Apoc.3:16), para que le "abrieran la puerta y permitieran que Él realmente entrara en sus vidas", y por eso usa la ilustración de cenar y comer juntos como señal de comunión.

Debiéramos preguntarnos: ¿He llegado a convertirme en un creyente nominal o tibio? ¿Tengo la sensibilidad para saber cuando Dios me está hablando? ¿Practico la contemplación o el escuchar a Dios? ¿Con quien tengo más compromiso; con Jesús o con la institución religiosa a la que asisto?

Finalmente, le invito a leer este versículo, poniendo su nombre en él: "Mira..............., que estoy a tu puerta y llamo. Espero que oigas mi voz y me abras la puerta, porque entonces entraré y cenaré contigo y tú conmigo". ¿Cuál sería el tema de conversación en esa cena?

Escuchar a Dios, es contemplación. Es enfocar solamente en Él y aprender a escuchar Su voz.





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