LO QUE SE SIEMBRA, SE COSECHA

 


Un hombre "muy cristiano", un día salió al patio de su casa, y se horrorizó al ver lo feo y mal cuidado que estaba su jardín. La maleza había crecido por doquier, el pasto se había convertido en una selva, casi no se apreciaban las flores y había basura por todos lados. Espantado por lo que veía, cayó de rodilla y oró fervientemente a Dios: "Señor, mi jardín está horrible, por tanto te pido que hagas un milagro, y que mañana a esta misma hora luzca hermoso, con el pasto cortado, sin maleza y completamente limpio de basura. Como tengo mucha fe, lo decreto, amén".

¿Le parece que Dios le responderá la oración a esa persona "tan espiritual"?¡Por supuesto que no! La responsabilidad del jardín era de ese hombre, y cómo él fue negligente, simplemente "cosechó la flojera, la desidia, y la irresponsabilidad que sembró".

Algo similar nos pasa a veces con nuestra vida. No nos gusta, no estamos contentos con lo que vivimos y quisiéramos algo distinto...y no encontramos nada mejor que pedirle a Dios que haga un milagro, es decir, que haga el trabajo que nosotros no hicimos. Amigos, eso no es espiritualidad, sino necedad.  

La Biblia claramente dice: "No se engañen; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre sembraré, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna" (Gálatas 6:7,8)

Si no le gusta lo que ve en su vida, entienda que esa es la cosecha de lo que usted, consciente o inconscientemente sembró. Esa mala cosecha es su responsabilidad, por tanto no culpe a otros ni lo achaque a la mala suerte. Cuando se asume la responsabilidad, se tiene también la oportunidad de comenzar a sembrar conscientemente la nueva semilla, que usted quiere ver floreciente en su jardín. ¿Qué área de su vida no le gusta? ¿Qué semilla debe comenzar a sembrar? Comience cuanto antes a hacerlo, hágalo con fe, con paciencia y regando constantemente esa nueva semilla, pues a su tiempo, podrá cosechar. 

Los principios de la Palabra siempre se cumplen. 


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