LA ORACIÓN ES CONTEMPLACIÓN
Se nos ha enseñado que la oración es la manera de "conseguir lo que queremos", que es cuestión de "hacerlo con fe", y lo que deseamos llegará. Otros añaden que hay que orar "versos bíblicos", pues de esa manera obligamos a Dios a cumplir su Palabra. Incluso, he escuchado que la oración es la manera de torcerle la mano al Señor y conseguir los "deseos de nuestro corazón", y para ello, todo es cuestión de "decretar".
Si nos damos cuenta, todos esos falsos conceptos respecto de la oración, no sólo están centrados en la persona, por tanto son plegarias totalmente egocéntricas (egoístas), sino que también rebajan la Soberanía de Dios y lo convierten en "nuestro genio de la lámpara" que está a nuestro servicio. Eso es no conocer al Rey de reyes y Señor de señores, ante quien no cabe sino caer de rodillas y reconocer su Deidad (Fil.2:10).
Cuando entendemos que la oración es contemplación en amor, y no una lista de peticiones o deseos humanos, comenzaremos a practicar el "escuchar la voz de Dios" en nuestro interior, y la sintonía con Su voluntad, nos hará sentido, aunque vaya en contra de nuestros anhelos (Luc.22:42).
"Y esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, Él nos oye" (1 Juan 5:14)
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