JOB


Cuando la tragedia golpeó a Job, y lo perdió todo, él no cayó en la desesperación ni culpó a Dios. Su esposa, lejos de apoyarlo, le recriminó por su estoica actitud, y Job le respondió sabiamente: "¡Has hablado como hablaría cualquiera de las mujeres insensatas! Recibimos el bien de parte de Dios, ¿y no recibiremos también el mal?" (Job 2:10).

En otras palabras, le dijo: "Todo lo que Dios hace es bueno y todo el dolor que permite, es necesario para que realmente aprendamos a conocer y amar a Dios".

Si hoy está viviendo el dolor de la tragedia, no enfoque en el problema, ni le pida a Dios que cambie su circunstancias, más bien pregúntese: ¿Qué es lo que debe aprender en esa situación que Dios está permitiendo?




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