DIOS SOBERANO O DIOS PATA DE CONEJO
Cuando atravesamos tiempos dolorosos, duros y difíciles, buscamos a Dios para que cambie las circunstancias y le reclamamos esas promesas, esos versículos que aparecen en la Biblia, buscando obligarlo a que cumpla lo prometido y responda a nuestros ruegos. Si estamos enfrentando una enfermedad, le pedimos un milagro de sanidad. O una crisis matrimonial, queremos un milagro de restauración. O una debacle financiera, ansiamos una solución rápida, y así la lista podría ser infinita.
¿Qué pasa cuando Dios no hace ese milagro esperado a pesar de haber orado, ayunado y pedido con fe? Generalmente nos decepcionamos, nos enojamos con Dios, y nos alejamos, pues pensamos que nos falló.
Lo anterior refleja que como creyentes, no creemos en el Soberano Dios de la Biblia, sino en un dios "pata de conejo" o una especia de "lámpara de Aladino", que está a nuestro servicio para satisfacer nuestros deseos. Esta postura no sólo es errónea, sino que es herética, pues el Eterno Rey de reyes y Señor de señores que hizo todo cuando existe, no está para concedernos todo lo que se nos antoja, al contrario, nosotros somos los que estamos a Su servicio y por tanto, debemos acatar sus designios, por malos que nos parezcan, pues todo lo que Dios permite en nuestras vidas, tiene propósito.
Debemos entender que si Él no cambia nuestras circunstancias, por difíciles que sean, es porque quiere cambiarnos a nosotros, y en el proceso, que aprendamos a conocerle real y profundamente.
Recuerde cuando Pablo le pidió en tres ocasiones que quitará el "aguijón que tenía en su carne" (que muchos piensan que podría ser una enfermedad crónica) y Dios le dijo; "bástate mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Cor.12:9). ¿Acaso Pablo se decepcionó, se enojó? ¿Le reclamó las promesas de sanidad? Nada de eso, él aceptó la Soberanía de Dios diciendo: "Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Dios" (2 Cor.12:9)
En consecuencia, si usted está atravesando tiempos complicados y dolorosos, más bien, ruegue a Dios que le dé sabiduría para sintonizarse con Su voluntad, y pueda entender los cambios que quiere producir en su carácter. Recuerde lo que nos dice Su Palabra: "Y sabemos que a los que aman a Dios, TODAS las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados"(Rom.8:28).
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