SÍ A LA VIDA, NO AL ABORTO
Al igual que Andrea Bocelli, uno de los tenores más famosos del mundo, escritor y productor musical italiano, muchos de los que hoy estamos en la tierra, pudimos haber sido candidatos al aborto.
Y es que es cierto, que puede haber muchas causales para que una madre no desee esa nueva vida; un bebé nacido fuera del matrimonio, o no deseado, o que venga con discapacidades, etc. Es decir, puede haber muchas razones, y quizás la más dolorosa es la concepción a través de un acto violento y desgraciado, como una violación. Si ese fuere el caso, a quien hay que castigar es al causante de esa acción deleznable, y no a la víctima inocente que es el bebé. Sin embargo, para el mundo en el cual vivimos, la salida más fácil es el aborto, pues se quiere instalar el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, como si el bebé fuera algo y no alguien. Y lo macabro es que para muchos médicos, el camino a seguir es asesinar a ese bebé inocente con una crueldad, que ni siquiera el peor asesino experimenta al ser condenado a la pena capital.
Que importante es considerar, que así como sólo Dios es el dador de la vida, es quien también puede sanar el alma herida de una madre que concibe sin desearlo, y quien también le da la valentía para traerlo a la vida, así como lo hizo la madre de Bocellí, pasando por alto el pronóstico de los médicos.
Y también, sólo Él puede sanar y perdonar el corazón de una mujer que ha abortado, pero que se ha arrepentido de corazón.
Además, sólo Dios puede sanar el corazón herido de un bebé rechazado en el vientre de la madre y que finalmente nace. Y es que en definitiva, no importa la manera en que llegamos a esta tierra, lo cierto es que si Dios nos da la vida, es porque anhela que le conozcamos y usemos los talentos dados por Él para Su gloria.
"Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos. (Mt.5:14-16)
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