LAS OBRAS QUE ÉL HA PREPARADO PARA NOSOTROS
Si un millonario nos dijera: "Tengo escondido para ti un millón de dólares, y si lo quieres, tienes que venir cada día a verme, y yo te iré dando pistas para que puedas encontrarlo". Frente a este espléndido ofrecimiento, sería muy torpe de nuestra parte si le dijéramos: "muchas gracias, pero no tengo tiempo, estoy muy ocupado, y además ando muy cansado".
Lamentablemente, esa misma respuesta es la que muchas personas que se dicen cristianas tienen para con Dios, echando por la borda la bendición de andar en Sus caminos.
Observe lo que dice la Palabra en Efesios 2:10 "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas". Piense en esto, si el Dios del Universo, el Creador de todo cuanto existe, le dice que "ha preparado planes para su vida, desde antes que usted naciera", ¿No le gustaría conocer esos planes, esa obras que el Señor ha diseñado para usted? Yo creo que la respuesta mayoritaria sería un sonoro "sí" ¿Y qué tiene que hacer para conocerlas? Visitarlo cada día, para indagar y vivir de acuerdo a Sus designios. Pero ¿Qué cuál es la respuesta de la gran mayoría? "No tengo tiempo", lo cual significa lisa y llanamente, "Dios, tú no eres importante, pues tengo otras prioridades". Pero como a través de los años nos hemos vuelto religiosos, creemos que igual conseguiremos la recompensa, pues siempre le "estamos pidiendo que nos ayude", en otras palabras, siempre estamos mendigando migajas, porque en nuestra miopía espiritual, no vemos la fortuna que está al alcance de nuestra mano.
Por otro lado, están aquellos que piensan que "proclamando o decretando" el versículo en cuestión, por arte de magia se hará realidad, cuando lo que realmente se debe hacer es pasar tiempo de calidad en Su presencia, pero no para pedir, sino para agradecer, y para indagar acerca de Sus planes para nuestra vida, de manera que podamos hacer cambios para acercarnos a Su voluntad. Y en ese proceso diario, es cuando vamos aprendiendo a escuchar en vez de hablar, porque de esa forma vamos conociendo Su voz, y comenzamos a caminar por el camino de la obediencia, no como una obligación (para que no nos castigue), sino por amor, pues vamos aprendiendo a amarle, no sólo de labios, sino de verdad.
Recuerde, Dios quiere que aprendamos a "andar en esas obras que ha preparado de antemano", por lo tanto, seamos sabios y tomemos la decisión de poner a Dios en primer lugar en nuestra lista de prioridades diarias, aprendiendo a tener un tiempo de contemplación en lo secreto (Mt.6:6), y podamos así experimentar lo que es "andar en Sus obras".
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