LA IMPORTANCIA DE PERDONAR AL COMENZAR UN NUEVO AÑO
Como cristianos, sabemos que el perdón de Dios nos reconcilia con Él, y por tanto, ahora tenemos la capacidad de perdonar a otros. Por eso el Señor nos manda perdonar (Mt.6:12-14), y si bien generalmente lo hacemos en cosas pequeñas, la realidad nos muestra que en ciertas ocasiones resulta muy difícil, llegando algunos a creer que es imposible.
¿POR QUÉ NOS CUESTA PERDONAR?
Si a una persona que se considera cristiana le cuesta perdonar, eso se debe a que carece del fruto del espiritual del amor, pues está gobernada por la vieja naturaleza. Y eso se comprueba fácilmente al escuchar con la rabia, aspereza, y juicio con que habla, y resaltando todo lo malo de aquella persona que no ha perdonado, recordando convenientemente situaciones donde la hace ver como "un monstruo de dos cabezas".
Y si por ventura, alguien le exhorta a que debe perdonar a ese ser innombrable, ella responde: "¿cómo voy a perdonar yo, sí tengo la razón? esa persona es la que debe venir a pedirme perdón". O tal vez diga: "le estoy pidiendo a Dios que ponga en mí el sentir de hacerlo, pero aún no lo hace". Y la guinda de la torta es cuando dice: "si, ya la perdoné, hice una oración muy bonita", pero la realidad muestra que no pierde oportunidad de hablar mal de esa persona y siempre buscando aliados hacia su versión de los hechos. Todo esto demuestra lo engañado que alguien supuestamente cristiano puede vivir, totalmente desconectado de Jesús y de Su amor, y evidenciando que no ha experimentado cambios profundos en su vida interior y que sólo practica una religión sin vida, no importando los años o cargos de liderazgo que tenga en alguna iglesia.
ENFOQUE CORRECTO PARA PERDONAR
Perdonar de verdad es evidencia de madurez espiritual o transformación interior, donde al hacer morir la vieja naturaleza se comienza a ver a esa persona "imperdonable" como Dios la ve, y al mismo tiempo, comienza un proceso de reconocer que no toda la culpa es de la otra persona, sino que es compartida. Permítame un ejemplo de la vida cotidiana:
Una madre y una hija, ambas cristianas, decidieron
hacer un viaje juntas, buscando llevarse mejor. Durante el
viaje, las dos hacían esfuerzos por llevarse bien, pero no resultaba, pues tenían «choques» a cada momento. A la hija le
irritaba mucho, cosas que su mamá decía y hacía.
La raíz del tema, era que la mamá quería una hija más
conservadora y la hija quería una mamá más moderna.
Al llegar a la habitación del hotel, la hija comenzó a leer un
libro que decía: «¿Tú crees que Dios
pensaría lo que estás pensando de esa otra persona?» Ella instintivamente en su
mente respondió: «Obvio, mi mamá es tan
odiosa, y además no estoy hablando mal o diciendo una mentira, ella es así»
Luego de un momento, se percató de lo que había pensado y
vino a su mente nuevamente la pregunta del libro, y se dio cuenta que estaba
equivocada. Dios no miraría a su mamá diciendo; «tienes razón, que señora tan desagradable
y pesada».
Y llegó a la conclusión, que mientras siguiera encasillándola como
una «señora irritante y odiosa», seguiría pensando cosas malas y la relación no
mejoraría.
Entendió que debía mirarla de otra manera, verla como Dios
la veía y todo comenzó a cambiar. Tan pronto como la vio con los ojos de Dios,
con amor, aflojó la tensión que le producía el verla siempre como la culpable.
A partir de ese momento, la relación entre ambas empezó a cambiar, y milagrosamente la mamá
comenzó a ser más agradable con ella y viceversa.
CONCEPTO ERRÓNEO
Muy a menudo las personas creen que NO PERDONAR, es una manera de castigar a la persona que causó el daño, y es más, se piensa que PERDONAR equivale a "no hacer justicia y dejar el daño en la impunidad". Alguien que piensa de esa manera, no sólo se erige como un juez, sino que no ha entendido que el perdón libera al que perdona, cortando el lazo que lo mantenía atado y dejando al agresor en las manos de Dios, quien es el Juez Justo que emitirá la sentencia. No perdonar, es tan necio como tomar veneno cada día, esperando que la otra persona se muera. El que va muriendo lentamente es aquel que no perdona.
PERDONAR PARA SER PERDONADOS
Perdonar es un signo de madurez espiritual que implica anular el poder de la vieja naturaleza, y decidir obedecer al Señor, mirando a la persona que causó el daño como Él la ve, y comprendiendo que Dios nos ama a todos por igual.
Por otro lado, es muy necesario aprender a perdonar de corazón, pues si no lo hacemos, nuestros pecados tampoco son perdonados. Esta verdad contrasta con la práctica religiosa generalizada, donde se piensa que basta con pedir perdón a Dios y los pecados son automáticamente perdonados, aunque se tenga una larga de lista de personas sin perdonar. Conviene aquí recordar las poderosas palabras de nuestro Señor, que echan por tierra esa mala práctica, cuando enseñó la oración del Padre Nuestro:
“Perdónanos nuestros pecados, COMO TAMBIÉN
NOSOTROS HEMOS PERDONADO A LOS QUE PECAN CONTRA NOSOTROS. Y no nos dejes caer en tentación, sino
líbranos del maligno. Porque, si perdonan a otros sus ofensas, también los
perdonará a ustedes su Padre celestial. 15 Pero, si no perdonan a otros sus
ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas”. (Mateo 6:12-14)
¿Se dio cuenta? Nuestros pecados son perdonados, siempre y
cuando hayamos perdonado a otros. Si no hemos perdonado, nuestros pecados
siguen atormentándonos y sin ser perdonados por Dios, por la dureza de nuestro corazón.
Finalmente, perdonar en un acto de madurez espiritual, que muestra la dependencia de Jesús, quien dijo: "Separados de mí, nada pueden hacer" (Juan 15:5). En el contexto de esa cita, Él es la Vid Verdadera y nosotros los pámpanos, lo cual implica que el fruto del amor será la evidencia de una relación real y transformadora con Él, y que se manifiesta en perdonar a otros sin condiciones. Por tanto, alguien que no quiere perdonar, es porque en realidad no tiene esa relación de intimidad con Jesús y carece del fruto del amor.
La Palabra al respecto, es muy clara: "Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermanos, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermanos, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto" (1 Juan 4:20)
Perdonar es liberar a un prisionero y darme cuenta que ese prisionero soy yo.
Resumen de las charlas de Cristianos anónimos: c.a.cristianos.anonimos@gmail.com
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