LA IMPORTANCIA DEL APRECIO

 Cuando llegó el marido a casa, luego de trabajar todo el día y casi sin hablar, se sentó a la mesa, a esperar como siempre que su esposa le sirviera el plato de comida. Él, distraído como siempre en la televisión, no se dio cuenta cuando su esposa le puso el plato delante.  Cuando fue a comer, se percató que su plato sólo tenía hojas de árbol. Entonces él enojado exclamó: ¡Estás loca, como se te ocurre darme esta comida! Ella calmadamente respondió: "como hace 30 años que te sirvo la cena y nunca dices nada, pensé que te daba lo mismo lo que pusiera en el plato". 


Hoy vivimos en una sociedad que valora lo que tiene precio, pero no aprecia lo que tiene valor y muchas veces, para nuestra desgracia, nos mimetizamos con este decadente mundo.

Por tanto, la moraleja y el desafío de esta historia, es aprender a ser agradecidos, apreciando el valor que tiene lo que otros hacen por nosotros.

Para ello, debemos dejar nuestro innato egoísmo, dejando sólo de pensar en nuestro beneficio y pensar en todo lo que significa lo que otros nos dan y que nunca agradecemos. No esperemos perder aquello que hoy nos bendice, para entonces abrir los ojos a lo que perdimos y que nunca agradecimos.

Qué este día sea un día para dar gracias, a todos esos que nos bendicen y no se los hemos hecho saber.

Hoy vivimos en una sociedad que valora lo que tiene precio, pero no aprecia lo que tiene valor, como cristianos, vivamos apreciando lo que realmente tiene valor. 

"Y la paz de Cristo reine en sus corazones, a la que cual en verdad fueron llamados en un solo cuerpo y sean AGRADECIDOS" (Col.3:15)





     

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