UN CUENTO DE FIN DE AÑO
CAPITULO UNO
Cuenta la leyenda, que en el lejano reino de Ovejilandia, estaba culminando un año que a todas luces había sido muy raro y que comenzaría el nuevo año de la misma manera, sin celebraciones ni fuegos de artificios.
Todo ese tiempo tan raro, había comenzado cuando se descubrió a un nuevo tipo de zancudo que picaba a las ovejas, especialmente a las más ancianas y a las débiles, provocándoles la muerte. La mortandad se esparció no sólo por la comarca, sino por todo el reino y el miedo se apoderó de las ovejas negras y también de la blancas. Pero existía un grupo muy reducido de ovejas salmón que vivían en cuevas en la montaña, que comenzaron a mirar con atención lo que estaba sucediendo. Entre ellas estaba Catpama.
CAPITULO DOS
Debido a la crisis que iba creciendo, el carnero Rey de Ovejilanda - que tenía las patas cortitas - dictaminó que lo mejor era que ningún rebaño saliera a pastar, sino que se quedaran encerrados, pues según se les dijo, era la manera de estar seguras y evitar la picada del "zancudo malo". Lo que en principio se pensó que duraría algunos días, se prolongó por semanas y luego meses. Las ovejas comenzaron a sentir el encierro tan largo y comenzaron a sufrir diversas enfermedades debido a estrés. Además, debido a que Ovejilandia estaba virtualmente parado, sin producir casi nada, el reino comenzó a empobrecerse paulatinamente.
Ante esta situación que iba empeorando, el carnero Rey - que tenía mucha lana - comenzó a repartir a cada rebaño, cajitas con pasto o podían retirar, remesas de alfalfa cada cierto tiempo. No obstante, no sólo no era suficiente, sino que no todas las ovejas de las distintas comarcar, recibieron esas ayudas. De hecho, Catpama y sus amigas no recibieron nada y eran de las pocas que daban cuenta que por ese camino, Ovejilandia no sólo iba rumbo a la pobreza, pues pronto las reservas de pasto se acabarían y eso dejaría al reino en una situación muy precaria.
CAPITULO TRES
Pero casi al final del año, sucedió un milagro, los científicos ovejunos dijeron que habían encontrado un jarabe mágico que curaba la picadura del "zancudo malo". El primero en estar feliz, fue el carnero Rey - que con sus patas cortitas saltó de alegría - sin embargo, muchas ovejas pusieron en duda tal "milagro", pues la rapidez con que apareció la pócima milagrosa era sospechosa y se opusieron a ella. El rebaño de Catpama fue uno de los que más dudó de aquel supuesto milagro y sus sospechas se vieron confirmadas, cuando se prohibió a todas las ovejas, decir algo en contra del jarabe milagroso e incluso si alguna era sorprendida haciendo un comentario, sería juzgada como una oveja conspirativa.
CAPITULO CUATRO
Pocas entendían lo peligrosa de esta prohibición, pues silenciosamente se estaba imponiendo la "tiranía de la verdad oficial", pero a la mayoría de las ovejas, negras o blancas, parecía no importarles. Sólo algunas comenzaron a atar cabos, y a pensar que no sólo se prohibió toda publicación o comentario que pusiera en duda la eficacia del jarabe mágico, sino que también las ovejas que morían no se les podía hacer la autopsia de rigor para saber la verdadera causa de su muerte, pero el parte médico aseguraba que fue por la picadura del "zancudo malo", por lo tanto, las cifras aumentaban todos los días. Lo alarmante era que esta situación no se estaba dando solo en Ovejilandia, sino también en todos los reinos ovejunos ubicados en los cuatro puntos cardinales. La situación global era rara y preocupante.
CAPITULO CINCO
Mientras tanto, en las montañas nevadas de un lejano reino, una manada de lobos, disfrazados con pieles de ovejas, y comandada por Jorge Wolf, festejaban en un suntuoso palacio, el éxito de su maquiavélico plan. Se regocijaban al ver que todos los rebaños de los cuatro puntos cardinales se habían empobrecidos, pues casi no habían tenido producción interna y por lo tanto, se verían obligados a pedir créditos de pasto fresco al Organismo Ovejuno Mundial (OOM) que dirigía Jorge y sus secuaces. De esa manera, ellos podrían exigir lo que quisieran a cambio del pasto fresco, y por supuesto seguirían coartando las libertades, manipulando a través de la "verdad oficial" y del miedo. De hecho ya habían comenzado a anunciar para el nuevo año, la posibilidad de la aparición de nuevos "zancudos malos" y así mantener a las ovejas con miedo, cada día más pobres y más fáciles de manipular.
Mientras tanto, al otro lado del mundo, Catpama y sus amigas, se daban cuenta que los pergaminos sagrados tenían razón: "el que pide prestado es esclavo del que presta" y se preparaban para un nuevo año más raro aún.
Este cuento, continuará.
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