ESPERANDO LO MEJOR, PREPARADO PARA LO PEOR
El Señor Jesús, les dijo claramente a sus discípulos que debían saber que si bien “estaban en este mundo, no eran parte de él” (Juan 17:16,18), dando a entender que como hijos de Dios, debían vivir por las leyes del Reino y no de acuerdo a los parámetros de esta sociedad caída. Ese mismo concepto, lo repitió Pablo, cuando dijo a los cristianos de Roma: “no tomen la forma del mundo, sino más bien sean transformados por medio de la renovación de su entendimiento para que comprueben la voluntad de Dios que es buena, agradable y perfecta” (Rom.12:2). Es decir, debían vivir de manera reflexiva, sabia, comprendiendo que sólo estaban de paso por este mundo, pues eran “extranjeros y peregrinos” (1 Pedro 2:11) rumbo a la verdadera patria celestial. En otras palabras, un cristiano debía cultivar y cuidar los valores espirituales que el Reino enseña, y que la sociedad desprecia.
El Señor fue mucho más claro, cuando les señaló que “los
enviaba como ovejas, a un mundo lleno de lobos” (Mt.10:16), y que allí
debían ser “mansos como palomas, pero
astutos como serpientes” (Mt.10:16). Y como a “lo malo se le llama bueno y a lo bueno, malo” (Isaías 5:20),
debían aprender reflexivamente a discernir. Es decir, los enviaba a un mundo de oscuridad y
corrupción, “donde debían ser luz y sal” (Mt.5:14-16)
y por tanto, no debían esconderse y ser valientes.
Todo lo anterior, sirve de introducción a esta reflexión, que
intenta comprender lo que está ocurriendo en mi querido Chile, donde se observa tanta confusión, oscuridad, violencia,
mientras nos movemos rumbo a un futuro incierto, producto de una polarización y
odio que cada día aumenta.
PLEBISCITO
Estamos ad portas de un plebiscito, donde debemos votar si
queremos o no una nueva constitución y la posibilidad que una asamblea
constituyente la redacte.
Pero me llama poderosamente la atención, la manera en que
hemos llegado a este plebiscito, que resultará vital para el futuro de la
nación. Si nos atenemos a los hechos, una nueva constitución nunca fue una
prioridad para la ciudadanía. Según una encuesta CEP de mayo del 2019, las cosas
que interesaban a los chilenos estaban relacionadas con la seguridad, las
pensiones, la salud, la educación. El tema constitucional, que aparecía en el
puesto 18, sólo consideraba reformas, pero jamás una nueva “partiendo de cero”,
ni menos una “asamblea constituyente”. Entonces, ¿cómo aparece todo esto?
Aquí hay que sacarse el sombrero ante la sagacidad de los políticos, que al igual que los magos, son capaces de hacer aparecer un hermoso conejo de la chistera - que nadie esperaba - sólo ellos, pues siempre lo tuvieron escondido entre sus ropas.
NADA POR AQUÍ, NADA POR ALLÁ…DE LAS JUSTAS DEMANDAS, A UNA ASAMBLEA
CONSTITUYENTE
Veamos de cerca el truco, de los magos. Se nos dijo hasta el
hartazgo, que todo lo que comenzó a ocurrir desde el 18 de octubre, fue de
manera espontánea. Aquella noche, desde las 21.00 hrs. se incendiaron 20
estaciones del Metro, 58 fueron dañadas y 6 trenes afectados. De allí en
adelante, comenzaron una serie de marchas multitudinarias, pues “Chile había
despertado”. En aquel momento, se enarbolaban demandas muy justas, con las que
muchos simpatizamos e hicimos causa común, pues eran ciertas y necesarias; una
mejor salud, educación, seguridad, pensiones dignas, mejores sueldos, etc. No
obstante, también apareció una violencia inusitada, acompañada de destrucción y
saqueos, que comenzaron a ser habituales, y que mayoritariamente fue rechazada
por la ciudadanía.
La supuesta “espontaneidad” de todo lo que estaba ocurriendo
y que los medios de comunicación destacaban profusamente, contrastaba con una
entrevista radial que diera el líder comunista Eduardo Artes quien decía que
todo “esto estaba preparado”. Y así
quedaba de manifiesto en una entrevista en el diario El Día, realizado el 25 de
mayo del 2018, es decir, casi 17 meses antes, donde señalaba: “en unos meses más comenzará un proceso de
«desobediencia civil» que obligaría al gobierno de Sebastián Piñera a impulsar
una asamblea constituyente".
El 20 de octubre del 2019, mientras la violencia azotaba
diversos países de Sudamérica, Nicolás Maduro decía: “Al foro de Sao Paulo le puedo decir desde Venezuela, que cumpliendo el
plan, va como lo hicimos, va perfecto. Ustedes me entienden….vamos mejor de lo
que pensábamos, y todavía lo que falta….no puedo decir más”. Horas antes,
Diosdado Cabello, considerado el “número dos del chavismo”, dijera: "Lo que está pasando en Perú, en
Chile, en Argentina, en Honduras, en Ecuador, es apenas la brisita. Lo que
viene ahora es el huracán. Es absolutamente imposible que Colombia se quede
como está. Esos países van a reventar porque tiene una sobredosis de
neoliberalismo y eso no lo aguanta nadie”.
Mientras los medios de comunicación en Chile, seguían
hablando de “un estallido social espontaneo”, una joven llamada Florencia Lagos
– hija de un histórico dirigente del Partido Comunista y ex agregada cultural
en la Habana, durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet y activa
participante del Foro de Sao Paulo – decía en Caracas, en un discurso dado el 2
de diciembre del 2019, “somos millones
en las calles…no es real lo que dicen los medios de comunicación hegemónicos en
mi país, que no estamos organizados o que esto es una manifestación espontánea,
eso no es verdad. Si estamos organizados, somos más de cien movimientos
sociales articulados en una mesa que se llama la mesa de unidad social”.
APARECE EL CONEJO
En un comienzo, las manifestaciones eran multitudinarias y verdaderos carnavales, donde se protestaba por cosas tan justas como; una mejor cobertura de salud, educación gratuita y de calidad, una mejora substancial de los sueldos y pensiones, más mano dura contra la delincuencia, una mejor clase política, terminar con los abusos y las colusiones, etc. demandas justas y en las que todos estábamos de acuerdo.
No obstante, la violencia, los destrozos y saqueos
fueron siendo parte del día a día, donde además si alguien no estaba de acuerdo
con los postulados de la violencia, era considerado como un retrógrado o
enfermo mental. Todo esto, sumado a un ataque político bien planificado, acorraló
a un gobierno pusilánime, liderado por un presidente débil, más preocupado - al parecer - de
su imagen que del bien del país, y el conejo salió de la chistera. El truco se
realizó magistralmente, de las legítimas
demandas (que desaparecieron), apareció este plebiscito para aprobar o rechazar
una nueva constitución y la posibilidad de establecer una asamblea
constituyente, que no tiene claro su conformación definitiva.
Al parecer, los griegos clásicos tenían razón, en cuanto a
la crítica que le hacían a la democracia – que significa “el poder del pueblo” –
y que fue instaurada por ellos al final del siglo VI a.C. pero que Platón
representaba satíricamente en la figura de un barco, que en lugar de ser
conducido por las manos de un marinero experto, el timón era llevado por un
monstruo con cientos de manos, torpes, inexpertas e ignorantes. Plutarco
añadía, que lo peligroso era que esos ignorantes, al final definirían el rumbo
del barco. Jenofonte agregaba que esa
masa fácilmente manejable por políticos bribones, que saben que no piensa, y que
sólo siente, es fácilmente llevada donde ellos quieren, pero haciéndoles
sentir, que ellos han definido la ruta.
Si a eso le sumamos que en nuestro país las clases de
Educación Cívica – donde se enseñaba el significado de ser un ciudadano,
memoria e identidad nacional - se eliminaron en el año 1997, tenemos ciudadanos
absolutamente ignorantes que son fácilmente ideologizados, por medio de un
hábil uso de la propaganda y de consignas que se repiten como mantras.
Es aterrador ver como los políticos y las ideologías pueden
usar a la democracia, manipular a la masa y de esa manera alcanzar sus
propósitos, que nada tienen que ver con las demandas que supuestamente
generaron este “movimiento espontáneo”.
VOTAR O NO VOTAR
En el variopinto mundo evangélico, siempre existirá la
postura fatalista y cómoda, que dice que no vale la pena votar, pues un voto no
hará ninguna diferencia y que es mejor orar “para que se haga la voluntad de
Dios”. Esa postura que parece muy
espiritual, no lo es, pues la persona deja de cumplir su rol de ser “luz y sal”,
y toma el camino de la comodidad, la pasividad y la cobardía.
También están aquellos, deciden deliberadamente ser “luz y
sal”, y buscando forjar al menos una sociedad que mantenga algunos valores
cristianos, como la libertad, el respeto a la vida, la protección de la familia
y para lo cual, aparte de orar, también es necesario hacer uso del deber cívico
de votar por aquello que su conciencia, reflexiva y cristiana le indique. Alexander
Hamilton –abogado y considerado uno de los padres de EEUU – dijo: “Si no eres
capaz de ponerte en pie para defender algo, acabarás cayendo por cualquier
cosa.”
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