INTIMIDAD CON DIOS
Se cuenta que cierta iglesia que estaba de aniversario, en un hermoso y pintoresco pueblo del sur, realizó un concurso de poesía bíblica y a los cinco participantes que se presentaron, se les hacía declamar el salmo 23. Llegó el día esperado y mientras la iglesia estaba repleta, los concursantes –elegantemente vestidos - iban subiendo uno a uno a la plataforma y con buena impostación de voz, recitaban con fuerza las estrofas, unos con más dramatismo que otros, declaraban este maravilloso salmo. A medida que iban terminando, la congregación aplaudía con alegría y algarabía a cada participante. Finalmente subió el último, un viejecito no muy bien vestido y que con voz trémula comenzó a decir: “El Señor es mi pastor; nada me falta. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú est