AÑO NUEVO 2020 ¿Amor o temor?

Hoy es el último día del año y seguramente todos los medios de masas, harán el tradicional "recuento del año" y donde, además, se harán vaticinios para el año que viene.


 Cerca de la medianoche, también aparecerán las típicas tradiciones populares, cuyo incierto y poco reflexivo propósito, es que el año que viene sea mejor que el que está pasando, es así que, algunos comerán doce uvas o una cucharada de lentejas, incluso, algunas usarán ropa interior amarilla, blanca, roja, dependiendo del país. Otros optarán por caminar con una maleta buscando que el año traiga el añorado viaje y no faltarán aquellos que buscarán dar el primer abrazo a alguien del sexo opuesto, pensando que con ello hallarán pareja. Es decir, todo este variopinto de supersticiones en la noche de año nuevo, tienen un solo objetivo: que el año que viene sea lleno de cosas buenas en todo sentido. No obstante, ninguna de esas cosas garantizará que el año 2020 será mejor que el que está pasando, por una cuestión de simple lógica; el año pasado y el anterior se hizo lo mismo, y los años no han sido como se esperaban. 


Albert Einstein, dijo: "no se pueden esperar resultados distintos, haciendo las mismas cosas". Si realmente queremos que las cosas sean distintas, necesitamos una profunda reflexión que nos mueva a estar dispuestos a hacer cambios profundos en nuestros paradigmas de vida, que modificarán patrones de pensamientos y que redundarán finalmente en hábitos nuevos.

 La Biblia presenta un simple y poderoso principio en el cual debiéramos reflexionar, si queremos un mejor año 2020: "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor" (1 Juan 4:18).



REFLEXION PARA EL 2020

Se supone entonces, que una persona cristiana, no debiera vivir en temor, pues si está en Dios, el fruto del amor, debiera ir anulando todos los temores. Se supone...

Por eso, es importante, al iniciar un nuevo año, tener un tiempo de reflexión personal y sincerar si realmente estamos viviendo en el amor transformador de Dios o seguimos viviendo en nuestros temores.

 Por ejemplo, analice este año que está pasando y observe cuantas decisiones tomó o dejó de tomar, debido al temor. Recuerde que la vida que tiene actualmente, se debió a las decisiones que tomó: ¿cuánto tuvo que ver el temor en ellas?


 Si se da cuenta, que ha sido el temor el que ha estado guiando su vida, es porque su relación con Dios no es la correcta, pues la Biblia claramente dice que el "perfecto amor, echa fuera el temor". Es decir, si alguien dice que "vive en Dios", el fruto del amor debiera notarse en su vida y uno de los efectos más notorios de esa transformación personal, es que los temores van desapareciendo. No lo olvide, el perfecto amor, echa fuera el temor. (1 Juan 4:18). El problema que tenemos para entender y vivir este principio, es que suponemos que, por el hecho de ser religiosos bien intencionados, somos personas maduras espiritualmente, y si a eso le agregamos que llevamos años atendiendo a la iglesia y participando de todas las actividades, pensamos que "estamos en Dios". No obstante, lo que realmente prueba nuestra madurez espiritual es si andamos en amor o en temor, si vivimos pegados a la Vid Verdadera o no.

 ¿Puede ser mejor el año que viene que el anterior? Claro que sí. Pero la clave será entender que debemos morir a nuestro yo y aprender a ser un verdadero discípulo viviendo cada día en amor y no en temor.


(Extracto de las charlas semanales, si quiere más información, comuníquese a:  c.a.cristianos.anonimos@gmail.com



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