NUESTRA MANERA DE LUCHAR

 Como cristianos, sabemos muchos versículos de memoria, que lamentablemente - en la mayoría de los casos - no se viven, pues nos están en nuestro corazón. Por ejemplo; Dios nos dice en Su Palabra: “Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales". (Efesios 6:12) 

Sin necesidad de espiritualizar este texto - los que nos decimos cristianos - debiéramos tener muy claro que en la situación de crisis, violencia y polarización que nuestro amado país está atravesando, como chilenos no sólo no debiéramos vernos distintos y distantes, sino que debiéramos estar más que nunca unidos en un mismo espíritu, sabiendo que nuestros verdaderos enemigos son "huestes espirituales de maldad".

He visto creyentes discutiendo acaloradamente culpando, unos al gobierno, otros a la oposición, ¿quién gana cono eso? Nuestros verdaderos enemigos. Si viviéramos la verdad bíblica, no solo no debiéramos estar tomando partido, sino que debiéramos tener muy claro que nuestros enemigos, no son los que piensan distinto a nosotros, que tienen otra ideología o que hacen cosas que nosotros censuramos. Nuestros verdaderos enemigos, son aquellos que tienen como finalidad, dividirnos, antagonizarnos, polarizarnos hasta el punto que nos detestemos y así, no usemos en unidad, las armas dadas por Dios. Mientras vamos cayendo en su trampa, "los poderes, las potestades, las fuerzas espirituales malignas" se ríen a carcajadas, pues han logrado el objetivo de lanzarnos en una lucha fratricida sin retorno, pues bien saben que "una casa dividida, no prospera”. (Lucas 11:17)

NADA SACAMOS

No sacamos nada con orar por la unidad de nuestra nación un domingo en la mañana, si durante la semana, nos llenamos de miedo y odio hacia los que piensan y hacen cosas que censuramos.

No sacamos nada con hacer plañideras oraciones de cinco minutos, si el resto de los días, lucimos con orgullo el traje de la ideología, tanto de derecha o izquierda, que estuvo dormido dentro de nosotros mientras cantábamos domingo a domingo.

No sacamos nada con ayunar, mientras seguimos comiendo cada mensaje que nos llega por las redes sociales y lo reenviamos, alimentando nuestra ideología que amplía más y más la brecha de odio y polarización.

No sacamos nada con cantar alabanza de bendición por nuestro país, si seguimos criticando, juzgando, insultando, odiando al que no se alinea con nuestro modo de pensar.

 Actuando así, estamos actuando exactamente en la dirección opuesta a lo que Dios nos enseña, y alineándonos con lo que "las potestades espirituales" pretenden. ¡Despertemos al amor y a la unidad!

NUESTRO ESPEJO

La carta escrita por Santiago, como un espejo, nos muestra con amor, lo inconsecuentes que podemos llegar a ser en algo tan simple, como nuestra manera de hablar: “Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 ¿Puede acaso brotar de una misma fuente agua dulce y agua salada? 12 Hermanos míos, ¿acaso puede dar aceitunas una higuera o higos una vid? Pues tampoco una fuente de agua salada puede dar agua dulce. (Santiago 3:9-12)

Las palabras no se las lleva el viento, cada palabra maldice o bendice, une o desune. Santiago claramente explica en los versículos que siguen, que, si "tenemos amargura y rivalidades en el corazón, esa es una sabiduría que no es de Dios, sino terrenal, puramente humana y diabólica" (Efesios 3:14,15). En cambio, continúa Santiago diciendo: "la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera"(Efesios 3:17). Y culmina el párrafo diciendo: "el fruto de la justicia se siembra en paz para los que hacen la paz" (Efesios 3:18)

¿QUE BANDO DEBEMOS TOMAR EN ESTA CRISIS?

El bando de la verdadera justicia. El de la paz, que Dios nos manda tomar: “Apártate del mal y haz el bien, Busca la paz y síguela” (Salmo 34:14). “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. (Mateo 5:9)

Este es el momento de ser esas “cartas vivas, conocidas y leídas por todos los hombres” (2 Corintios 3:2), ser “luz y sal” en medio de la oscuridad y corrupción (Mt.5:13,14) y usar de verdad, lo que Dios nos ha dado, “armas espirituales poderosas para la destrucción de fortalezas” (2 Cor.10).

NUESTRA MANERA DE HABLAR

Por tanto, es preciso que en esta delicada situación que estamos viviendo como nación, usemos el arma de nuestro hablar, nuestra lengua y hagamos la diferencia. La Biblia dice: “En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto". (Proverbios 18:21) - "La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego". (Proverbios 15:1) - “Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. (Santiago 3:10) La Biblia es muy clara, "de la abundancia del corazón habla la boca”. (Mateo 12:34)

La oración, es hablar con Dios, por tanto, usemos este poder e intercedamos por nuestra patria. Oremos de acuerdo a Marcos 11:24 que dice: "Por eso les digo que todas las cosas por las que oren y pidan, crean que ya las han recibido, y les serán concedidas". Oremos cada día creyendo que la paz ha llegado a nuestro país y que las autoridades han recibido sabiduría para enfrentar la crisis y salir de ella. Oremos resistiendo a aquellos poderes espirituales ocultos que están orquestando todo esto, oremos creyendo que los partidos políticos han dejado sus mezquindades y también han escuchado el legítimo clamor del pueblo. Oremos por los que han sufrido la pérdida de un ser querido, para que sean consolados y puedan perdonar.

Oremos obedeciendo el llamado de nuestro Señor Jesús: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y Sígame” (Lucas 9:23). Si realmente queremos ser Sus discípulos, crucifiquemos nuestro color político que, estuvo dormido todos estos años, y observemos si nuestra manera de hablar, nuestro lenguaje cotidiano contribuye a la paz o al contrario exacerba el odio y el temor.

Obedezcamos la Palabra que dice: "Oren en especial por los gobernantes y por todos los que tienen autoridad, para que en paz y sosiego podamos llevar una vida piadosa y digna”. (1 Tim.2:2) Oremos para que las autoridades entiendan su rol y responsabilidad, se arrepiéntan y retomen en rol de servidores públicos.

Busquemos ser consecuentes. "Que tu sí sea sí, que tú no sea no"(Mt.5:37); Es decir, si estoy orando por la paz en mi país, no puedo estar usando las redes sociales (Instagram, Facebook, WhatsApp) para reenviar cuanto video o información me llega y que demoniza a los que no piensan como yo. Y ojo con las fake news, seamos responsables. Seamos agentes de paz.

Si queremos hacer cambios en nuestra nación...comencemos por nosotros!!!












     


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