MATEO EL PUBLICANO Y SIMON EL CANANISTA


Cuando el Señor Jesús llamó a quienes serían sus doce discípulos, la Biblia registra escuetamente la siguiente lista: "Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano; Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo, Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que también le entregó". (Mateo 10:2-4)

En este breve. pero significativo texto, hay dos detalles muy importantes: Jesús llamó a "Mateo el publicano" y a "Simón el cananista".



Mateo representaba a "los publicanos", es decir, un grupo de judíos que se alineaban con Roma y que se habían enriquecido desmedidamente a costa de sus hermanos, cobrando abusivos impuestos. De más está decir, que estos publicanos, eran odiados por los "cananista o zelotes", quienes eran un grupo de nacionalistas que luchaba usando la violencia contra las injusticas del Imperio y querían derrocarlo por la fuerza. Es decir, el clima de odio y polarización eran evidentes y por eso, cuando Él aparece en escena, muchos pensaron que sería el Mesías, el líder político que esperaban que derrotaría a los romanos y les devolvería la libertad y las glorias del pasado.

La decepción se hizo evidente, cuando vieron que Jesús no se alineó a favor de los "zelotes", quienes luchaban humanamente por una causa justa, y que tampoco rechazara a los "publicanos", que representaban la injusticia. ¿Por qué? ¿Acaso Jesús no se daba cuenta del sufrimiento de ese pueblo subyugado a uno de los imperios más sanguinarios de la historia? ¿No le interesaba el dolor de los pobres? Las respuestas a estas interrogantes, está en entender Su verdadera misión y que dejó claramente establecida cuando comenzó su ministerio; "Arrepiéntanse porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mateo 4:17)

LA METAMORFOSIS

La palabra "arrepentimiento", significa "cambio de manera de pensar y vivir", pues ahora seríamos “súbditos de un Reino, en el que Jesús sería el Rey". La regla básica de ese reino sería el amor y la Constitución o carta magna, sería el Sermón de la Montaña. Para vivir en este nuevo reino, sería necesaria una transformación de adentro hacia afuera, una verdadera metamorfosis de la que Pablo habla, y no cambios meramente externos o religiosos. Para obtener ese tipo de amor, sería necesario estar conectado a la Vid Verdadera (no la falsa), todos los días y así poder dar el fruto del espíritu que es "amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza" (Gal.5:22,23) y entender que esto es un proceso diario, pues el Rey lo dijo claramente; "separados de mí, nada pueden hacer" (Juan 15:5). Este proceso, implica la muerte del ego o vieja naturaleza cada día y por eso nuestro Rey lo dijo claramente: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame" (Luc.9:23).

La situación que como país vivimos, nos desnuda y muestra lo lejos que estamos de entender el amor de Dios. Nos llenamos de miedo y polarización y abrazamos una u otra ideología, juzgando con dureza a los que no se alinean con nuestra manera de pensar y dejamos de lado nuestra verdadera identidad.

La Biblia dice; "El perfecto amor echa fuera el temor" (1 Juan 4:18). El temor, que heredamos luego de la caída y que está registrado en Génesis, no sólo nos aleja de Dios, sino que nos aleja de nuestros semejantes, creados a imagen de Dios, por eso Juan dice claramente: "Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto" (1 Juan 4:20). Ese perfecto amor incondicional, no es algo que nosotros podemos producir, es un fruto del Espíritu.

Mateo el publicano y Simón el zelote, entendieron y vivieron el arrepentimiento y fueron transformados por Jesús, pudiendo llegar a deponer sus ideologías, para ser sus apóstoles, sus enviados a propagar el mensaje transformador del evangelio. De la misma forma, Dios quiere que nosotros seamos transformados de adentro hacia afuera y meramente informados de lo que la Biblia dice.

EL LIMON


Cuando un limón es exprimido, sale jugo de limón. Cuando como cristianos somos exprimidos por esta crisis social, debemos cuestionarnos, ¿qué sale de nosotros? ¿temor, odio, rabia, juicio? Si es así, es claro que debemos conectarnos a la Vid Verdadera (no la falsa) y comenzar a ser "luz y sal" en medio de toda esta situación, usando las armas que nuestro Rey nos ha dado y dejar el paradigma del "hacer “religioso y comenzar el proceso de metamorfosis, para llegar a ser lo que realmente "somos" en Dios, sus hijos, sus embajadores de paz.

Tal vez, usted pensará que soy un iluso, un tibio, o que no tengo autoridad moral para decir nada, como sea, es sólo mi opinión.

Creo que la violencia verbal, física o en todas sus manifestaciones a través de los medios tecnológicos a nuestro alcance, no es el camino; el amor y la oración no guían al verdadero Camino.

Creo que es en estos momentos, cuando debemos usar las armas espirituales, tal como nuestro Rey nos ha ordenado: "Por eso les digo que todas las cosas por las que oren y pidan, crean que ya las han recibido, y les serán concedidas" (Marcos 11:24)

Oremos con fe, creyendo y dando por hecho que la paz ha llegado a nuestro país y que las autoridades han recibido sabiduría para enfrentar la crisis y junto a la oposición han abandonado sus ideologías partidistas, por un Chile con más justicia social.

Oremos resistiendo a aquellos poderes espirituales ocultos que están orquestando todo esto, aprovechando las fallas humanas y están provocando odio, polarización, violencia y caos."Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales". (Efesios 6:12)

Oremos por los que están sufriendo debido a la violencia, incluso la pérdida de un ser querido, para que sean consolados y puedan perdonar.

Oremos para que todos los que nos decimos cristianos, seamos agentes de paz y evangelización, cuidado que nuestro lenguaje y el uso de nuestras redes sociales sea de unidad y no de más división.

Oremos para que en esta crísis, seamos transformados por el amor de Dios. No podemos cambiar un país, si no cambiamos nosotros.





Comentarios

  1. Gracias Alejandro por recordardarnos que no debemos cansarnos de orar por paz para todos los que vivimos en este lindo país llamado Chile y en el tiempo de nuestro Kirios nuestras oraciones tendràn respuesta .

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