NO PODEMOS CALLAR


Durante estos días hemos vivido, por un lado, una escalada de movilizaciones sociales nunca antes vistas, y por el otro lado, desmanes, saqueos, destrucción y violencia por doquier.  En los dos primeros días, la clase política estuvo en shock, pues según sus declaraciones, no vieron venir la magnitud de este tipo de manifestaciones, no obstante, el descontento ciudadano ya se había visto recientemente en otros lugares, como Francia, Hong Kong y Ecuador.



Entre las razones que se comenzaron a esgrimir, para entender esta verdadera crisis de descontento e insurrección estaban las relacionadas al abuso de la cúpula política de turno y a la poca sensibilidad social que han tenido tanto los gobiernos de derecha e izquierda, con las legítimas necesidades de las personas que decían representar. Una clase política, totalmente desprestigiada y con la percepción por parte del ciudadano común, que se transformaron en una “casta”, más interesada en gozar del poder que el escaño les otorgaba - además de la suculenta dieta parlamentaria – que, de sus legítimas necesidades de salud, previsión social, sueldos, educación de calidad, etc. postergadas por tanto tiempo.

En un comienzo de esta crisis, algunos "expertos" culpaban al modelo económico neoliberal, otros a una Constitución elaborada en la dictadura y que al amparo o no de ella, pasados los días y ante el aumento de los saqueos y desordenes, el gobierno puso a los militares en la calle, con lo cual se evocaban imágenes de un pasado que nadie quería volver a vivir otra vez.

Para unos, el movimiento social y pacífico que los jóvenes han liderado es algo espontáneo y simplemente es una muestra del descontento popular que se ha venido incubando por años. Para otros, esta es una situación que de ninguna manera es espontánea, sino que está siendo aprovechada y orquestada por el Foro de Sao Paulo y qué usando las legítimas demandas de una vida más digna, va dirigiendo este movimiento tras bambalinas y que tiene como objetivo final, desestabilizar el gobierno e imponer finalmente su ideología.

A estas alturas, cada cual tiene su propia opinión o visión del tema que frente a nuestros ojos se desarrolla. Pero hay algo que comienza notarse con claridad en esta crisis y es que este cambio de paradigma, obedece al fracaso de todas las instituciones que alguna vez fueron baluartes morales; partiendo por las autoridades políticas, las fuerzas armadas y de orden, incluyendo a la iglesia en general, llámese Católica Romana o Evangélica. Al perderse todo respeto a la autoridad, se ha ido creando un clima de odio y polarización que en nada contribuye al dialogo, para solucionar los problemas de fondo.

LA IGLESIA EVANGELICA

Esta crisis ha mostrado a una iglesia evangélica débil, que no se atreve o no puede a dar una opinión frente a esta crisis y por lo tanto, no ha podido ser un faro en estos momentos turbulentos, debido a que carece de fuerza espiritual.

Es triste darse cuenta la pobreza espiritual que queda en evidencia, sobre todo en las redes sociales, a través de opiniones y comentarios. Por un lado, aparecen los terroristas espirituales o espirituados que comienzan a sembrar el terror a través de mensajes supuestamente dados por “instrumentos”, que hablan que Dios ha abandonado esta nación y que ahora sólo viene juicio con terremotos, hambrunas y un sinfín de maldiciones. Y es doblemente triste que personas creen en estos desvaríos, que adolecen de las condiciones que deben cumplir las profecías y que la Biblia claramente enseña: “edificación, exhortación y consolación” (1 Cor.14:3).

Aparecen otros, llenos de temor, que dicen que lo mejor es quedarse callado y simplemente orar. A lo que otro responde, que no basta con orar y que hay que actuar, apoyando las protestas y justificando la violencia y los saqueos y sacando versos de contexto, comienzan a ver a Jesús como otro revolucionario político. Otros, en tanto, justifican la represión ejercida por el ejército o los policías, pues son insultados sin respeto alguno, considerando que mal que mal, son la autoridad. En todo este variopinto de opiniones, hay un común denominador: el miedo y la polarización que comienza a sentirse.

Mientras tanto, Dios nos observa, pues Él que es Soberano, está permitiendo todo esto. ¿Nos hemos preguntado por que Él está permitiendo esta crisis? ¿Dirá la Biblia algo al respecto?

EL LIMÓN QUE SE EXPRIME

Cuando un limón se exprime, sale lo único que puede salir de él, jugo de limón. Cuando una crisis exprime a un evangélico(a), lo que debiera salir es amor, pues se supone que esa persona ha nacido de nuevo, es un hijo(a) de Dios, es morada del Espíritu Santo, ha sido transformado (a) por Él, pues claramente la Biblia dice que “Dios es amor” (1 Juan 4:8).

Pero por las opiniones y las conversaciones que se dan, vemos que, en el mundo evangélico, aparecen reacciones de temor, rabia, ira, odio, angustia, preocupación, desdén por el que tiene una mirada distinta, etc. y el amor, brilla por su ausencia. Esto es un claro indicativo entonces, que algo anda mal con nuestra relación con Dios. Y es que a veces creemos erróneante, que, por participar en todas las actividades de la iglesia institucional, la relación con Jesús está perfecta. 

No obstante, son estás crisis las que nos prueban, nos estrujan, y nos muestran que muchas veces “amamos a Dios de labios, pero nuestro corazón está lejos de Él”. (Mt.15:8)

La persona que no ha sido transformada por el amor incondicional de Dios (que no se parece en nada al nuestro), no entiende lo que Pablo dice, pues no lo ha experimentado: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?... Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 8:35-38)

Permítame un ejemplo del amor transformador de Dios. En el grupo de los doce apóstoles, había un zelote y un publicano – guardando todas las diferencias, pero a modo de ilustración, había un encapuchado y un carabinero de fuerzas especiales – y pudieron estar en el grupo íntimo del Señor, pues ambos fueron transformados por Jesús y así pudieron predicar el evangelio basado en el amor.

PABLO

Antes de ser el apóstol Pablo, este hombre era uno que respiraba odio por los cristianos, sin embargo, fue transformado al punto que pudo escribir en 1 corintios 13, que en su última parte dice:  
“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”. (1 Cor.13:11-13)

JUAN

Juan, a quien Jesús le puso por sobrenombre, “hijo del trueno” por la facilidad para enojarse y para pedir que “lloviera fuego del cielo” (Lucas 9:54) sobre alguna población que no pensaban como él, una vez transformado, escribió acerca de ese amor en su evangelio y en sus cartas. En la primera, él escribe: 18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor. Porque el temor conlleva castigo, y el que teme no ha sido perfeccionado en el amor. 19 Nosotros amamos porque él nos amó primero. 20 Si alguien dice: “Yo amo a Dios” y odia a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. 21 Y tenemos este mandamiento de parte de él: El que ama a Dios ame también a su hermano”. (1 Juan 4:18,20

¿Por qué Dios permite este tipo de crisis?

Para que su pueblo muestre que “si bien está en este mundo, no es de este mundo” (Juan 17:16 y 18). Para que quede en evidencia que viven pegados a la Vid Verdadera (no a la falsa) y por eso en momentos como estos, puede mostrar el fruto del amor, con todas sus variantes; gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, mansedumbre, templanza y fe. (Gál.5:22,23)

Conozco una persona que pensaba que bastaba con saber lo que era el amor desde el punto de vista teológico y por eso, podía predicar elocuentemente, dando todas sus acepciones en el griego, señalando cada versículo, pero sólo cuando vivió una profunda catástrofe en su vida, donde literalmente fue destruido, pudo experimentar realmente el amor incondicional de Dios y fue transformado.

¿Por qué Dios permite estas crisis que nos mueven literalmente el piso?

Para transformarnos de adentro hacia afuera, para que le conozcamos más y profundamente, para que aprendamos a conocernos y ver lo pobre espiritualmente que somos, para dejar de mentirnos pensando que somos mejor que otros porque nos congregamos fielmente, y sin embargo, antes las crisis o situaciones como estas que hoy vivimos como nación, nos sumimos en el temor, en la angustia, el resentimiento, el odio al que piensa distinto a nosotros, en síntesis, demostramos lo poco que hemos sido transformados por Dios, pues Él es amor.

Las crisis Dios las permite para nuestro bien, recuerde lo que Job dijo finalmente dijo: “De oídas te había oído, pero ahora mis ojos te ven”. (Job: 42:5)

OREMOS Y ACTUEMOS

Oremos por Chile, creyendo en esa paz que vuelve, y por la necesaria justicia social, entendiendo qué si bien estamos en este mundo, no somos de este mundo. Oremos y actuemos, siendo luz en la oscuridad y sal en medio de la corrupción. En esta crisis, oremos y actuemos, creando puentes de amor y entendimiento entre los que están polarizados.

Que podamos decir, como San Francisco de Asis:"¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz! Que allí donde haya odio, ponga yo amor; donde haya ofensa, ponga yo perdón; donde haya discordia, ponga yo unión; donde haya error, ponga yo verdad; donde haya duda, ponga yo fe; donde haya desesperación, ponga yo esperanza; donde haya tinieblas, ponga yo luz; donde haya tristeza, ponga yo alegría." 

Oremos tal como nuestro Señor nos enseñó y creamos que está enviando la respuesta: “Venga tu reino y hágase tu voluntad como en el cielo, también en la tierra (Chile).” (Mt.6:10)

Y no olvide, que como discípulos, estamos llamados a modelar que:“el perfecto amor, echa fuera el temor”. (1 Juan 4:18)

Comentarios

  1. Gracias por esta gran exhortación y ser luz ante la división que se está produciendo entre hermanos digo hermanos en el sentido que todos somos chilenos tenemos la misma sangre y debemos orar porque la Paz y para que Dios de sabiduría a nuestros gobernantes para escuchar , diagnosticar y junto con dar soluciones a los dolores que expresa nuestro pueblo hacer que la Paz vuelva a Chile.

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  2. Hola,en mi caso cuando todo este conflicto comenzo,empese a orar y ayunar para q Dios mostrara porque permitia todo esto en chile,,Y lo que recibi fue que todo era por causa nuestra,porque el pueblo de Dios hoy,,estanba muy comodo,muy relajado muy distraido,con los juguetitos que el enemigo ha sacado para distraccion,desinteres por el projimo,desinteres por buscar a Dios mismo,,,y en estos dias fue cuando mas mostraron,la mayoria,,,en quien confian,,,,eso fue lo que recibi,,,y efectivamente eso mismo uno ve en redes sociales,y aveces uno mismo callendo en comentarios inapropiados para este mundo perdido,,,estoy de acuerdo,con todo lo informado,,,y solo queda pedir que el pueblo de Dios en chile despierte,y obedesca al llamado de reprension que Dios nos esta haciendo

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