LA UNICA REVOLUCIÓN VALIDA
"La única revolución válida es la que uno inicia en su interior" Esta frase pertenece al novelista ruso León Tolstoi (1828 -1910). Pero, ¿Acaso no fue eso lo que enseñó Jesús? ¿Una revolución dentro de nosotros?.
León Tolstoi, es considerado uno de los más grandes escritores de occidente y de la literatura mundial. Reconocido como filósofo cristiano, al que podríamos clasificar como un “anarco pacifista”.
León Tolstoi, es considerado uno de los más grandes escritores de occidente y de la literatura mundial. Reconocido como filósofo cristiano, al que podríamos clasificar como un “anarco pacifista”.
Sus ideas sobre la “no violencia activa”, expresadas en el libro “El Reino de Dios está en Vosotros”, basado en el Sermón del Monte, tuvieron un profundo impacto en grandes personajes como Gandhi y Martin Luther King. Pregonaba la “no resistencia”, pues decía “que la práctica de la violencia no era compatible con el amor, como regla fundamental de Dios”.
Resulta interesante que Tolstoi se planteara como un cristiano, en una época convulsionada, con revueltas, guerras y donde la iglesia no estaba cumpliendo con su razón de ser. Por ello, Tolstoi se posiciona lejos de la toda iglesia como institución, llámese protestante, católica romana, evangélica u ortodoxa, él prefiere adherirse al cristianismo simple de las Escrituras y que plasma en sus obras.Y aunque no comparto todas las ideas que Tolstoi tenía del cristianismo, me llama la atención su apego al verdadero sentido simple de la ekklesia bíblica que Jesús edifica.
Hoy estamos viviendo un tiempo convulsionado como país,donde las legítimas demandas que se han traducido en marchas pacíficas, lamentablemente terminan en violencia y muerte en algunos casos. Es como si la violencia tomara el protagonismo y no la desigualdad social que se quiere denunciar y abolir. La violencia física y verbal, se toman la palestra y la peligrosa polarización comienza a asomar, no sólo en los medios de masas, y en la esfera política, sino también en las conversaciones de vecinos. Y mientras este proceso sigue en marcha y transformándose, los más afectados con la destrucción, son los mismos de siempre.
"La única revolución válida es la que uno inicia en su interior"
¿Qué podemos hacer como cristianos ante una crisis como esta? Algunos dirán, "salgamos a las calles y marchemos". Ciertamente se podría hacer, pero no contribuirá a la solución buscada.
Pensemos que cuando el Señor vino a esta tierra, lo hizo dentro del imperio romano, donde la injusticia, la pobreza, y la maldad parecían no tener tope. Incluso existía la esclavitud, la cosificación de seres humanos.
¿Qué hizo Jesús? Comenzó una revolución...pero en cada corazón. Proclamó la llegada de Su Reino y se manifestó como Rey, pero no para competir contra el Cesar, pues Su reino no era de esta tierra. Su trono estaría en cada corazón, pues Él habitaría allí. Enseñó y modeló las reglas de Su reino de amor y al que nadie podría hacerle frente. De hecho, hoy no existe el poderoso imperio romano, sin embargo el Rey de Reyes sigue reinando en los corazones que se someten a su autoridad.
CRISTIANISMO REVOLUCIONARIO
¿Qué podemos hacer como cristianos en tiempos como estos? La respuesta es tan obvia, que por obvia, no la vemos. Despertar y vivir realmente el cristianismo revolucionario, partiendo por nuestro corazón.
¿Cómo hacerlo? Derribando paradigmas religiosos aprendidos y reaprender a vivir el amor incondicional de Dios, viviendo en día a día una vida teocéntrica o enfocada en Dios y no egocéntrica o enfocada en nosotros (Col.3:2). Tomando en serio la demanda de Jesús de morir al ego cada día y seguirlo (Luc.9:23).Conectados a la Vid Verdadera cada día (Juan 15:4), para así dar el fruto del amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, mansedumbre, templanza, fe (Gal.5:22,23) para que los hambrientos de amor, gozo, paz,fe, etc. puedan comer de ese fruto. Viviendo cada día en en amor y no en temor (1 Juan 4:18). Siendo realmente luz y sal (Juan 5:13,14) y por supuesto orando,sobre todo en este tiempo por nuestro país.(Santiago 5:16). En otras palabras, el cristianismo revolucionario se vive rompiendo los viejos odres, pues el Señor sólo puede echar vino nuevo en odres nuevos. (Mt.9:14-17). Esto último implica, romper el paradigma del "hacer", pensando que a través del activismo religioso podemos agradar a Dios y comenzar a vivir en el "ser", practicando una verdadera relación con Dios en amor.
PRACTICANDO LA ORACIÓN REVOLUCIONARIA
La Biblia dice: "Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas" (2 Cor. 10:4). Además dice: "la oración del justo puede mucho" (Santiago 5:16) Sin duda, uno de los llamados que más se escucha hoy en las filas evangélicas, es orar por nuestro país, y por cierto es lo que debemos hacer. Pero permítame una breve reflexión al respecto, considerando la petición "de enseñarles a orar",(Luc.11:1) que los discípulos le hicieron al Señor Jesús. Ellos eran judíos, por tanto, "sabían orar" (o era lo que ellos pensaban), pero al ver que sus oraciones rara vez tenían respuesta y no así las del Señor, cayeron en la cuenta, que necesitaban aprender a orar como Jesús.
Verdaderamente es un ejercicio de humildad, pedir y reconocer, que tal vez no sabemos orar (pues no hay muchos resultados) y que más bien hemos aprendido patrones que suenan espirituales, pero que pueden estar lejos de lo que la Biblia enseña. Ese ejercicio de humildad se hace más difícil, sobre todo si se tiene años y cargos en la iglesia.
EL PADRE NUESTRO
La respuesta de Jesús a la petición de sus discípulos, fue lo que conocemos como la oración del Padre nuestro. Esto es importante de considerar, aunque si somos honestos y aun cuando en la iglesia se la enseña como el modelo de oración, basta escuchar las oraciones para darnos cuenta que no se toma mucho en cuenta.
Cuando Jesús les responde, Él no da una cátedra, ni tampoco enseña palabras correctas a pronunciar, Él les habla de su experiencia de oración, que está relacionada con el amor por Su Padre.
Por esa razón, la oración comienza con la expresión "Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre" (Mt.6:9). Por tanto, condición principal de la oración, es una relación tan íntima y cercana, como la que tiene un padre (o madre) con su hijito pequeño, pues así, nos ve nuestro Papito Celestial. Teniendo eso, la oración o la relación fluye, más aún si nos imaginamos en los brazos de nuestro Papito, donde no necesitamos nada, pues estamos completos en Él (Col.2:10). En esa relación tan íntima, no hay espacio para el temor, ni preocupación pues hay total seguridad y gozo.(Sal.16:11). En ese ambiente, el reino y su voluntad, tanto en el cielo como en la tierra (Mt.6:10) es una realidad presente. El pan de cada día" (Mt.6:11) y el perdón de nuestros pecados (Mt.6:12) está garantizado, siempre y cuando, el amor incondicional sea tan real, que haga que perdonemos a los que nos hacen daño. Al estar conscientes de esa relación con Dios como nuestro papá, estaremos más atentos a las tentaciones y el maligno no nos tocará (Mt.6:13).
Si nos damos cuenta, esta oración no necesita ni gritos, ni llanto o peticiones lastimeras, ni menos oraciones desde el temor, sino más bien palabras que se musitan al oído de nuestro Padre, quien está atento a nuestras necesidades.
Por tanto, debemos entender que la oración requiere una relación de amor, donde se vive el reino abundante en el presente, por tanto, ya tenemos las peticiones que hayamos hecho en Su voluntad. Por eso Marcos 11:24 dice: "Por eso les digo que todas las cosas por las que oren y pidan, crean que ya las han recibido, y les serán concedidas".
Creamos y creemos por la fe, un país en paz y bendecido por Dios, nuestro Padre.
"La única revolución válida es la que uno inicia en su interior"
¿Qué podemos hacer como cristianos ante una crisis como esta? Algunos dirán, "salgamos a las calles y marchemos". Ciertamente se podría hacer, pero no contribuirá a la solución buscada.
Pensemos que cuando el Señor vino a esta tierra, lo hizo dentro del imperio romano, donde la injusticia, la pobreza, y la maldad parecían no tener tope. Incluso existía la esclavitud, la cosificación de seres humanos.
¿Qué hizo Jesús? Comenzó una revolución...pero en cada corazón. Proclamó la llegada de Su Reino y se manifestó como Rey, pero no para competir contra el Cesar, pues Su reino no era de esta tierra. Su trono estaría en cada corazón, pues Él habitaría allí. Enseñó y modeló las reglas de Su reino de amor y al que nadie podría hacerle frente. De hecho, hoy no existe el poderoso imperio romano, sin embargo el Rey de Reyes sigue reinando en los corazones que se someten a su autoridad.
CRISTIANISMO REVOLUCIONARIO
¿Qué podemos hacer como cristianos en tiempos como estos? La respuesta es tan obvia, que por obvia, no la vemos. Despertar y vivir realmente el cristianismo revolucionario, partiendo por nuestro corazón.
¿Cómo hacerlo? Derribando paradigmas religiosos aprendidos y reaprender a vivir el amor incondicional de Dios, viviendo en día a día una vida teocéntrica o enfocada en Dios y no egocéntrica o enfocada en nosotros (Col.3:2). Tomando en serio la demanda de Jesús de morir al ego cada día y seguirlo (Luc.9:23).Conectados a la Vid Verdadera cada día (Juan 15:4), para así dar el fruto del amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, mansedumbre, templanza, fe (Gal.5:22,23) para que los hambrientos de amor, gozo, paz,fe, etc. puedan comer de ese fruto. Viviendo cada día en en amor y no en temor (1 Juan 4:18). Siendo realmente luz y sal (Juan 5:13,14) y por supuesto orando,sobre todo en este tiempo por nuestro país.(Santiago 5:16). En otras palabras, el cristianismo revolucionario se vive rompiendo los viejos odres, pues el Señor sólo puede echar vino nuevo en odres nuevos. (Mt.9:14-17). Esto último implica, romper el paradigma del "hacer", pensando que a través del activismo religioso podemos agradar a Dios y comenzar a vivir en el "ser", practicando una verdadera relación con Dios en amor.
PRACTICANDO LA ORACIÓN REVOLUCIONARIA
La Biblia dice: "Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas" (2 Cor. 10:4). Además dice: "la oración del justo puede mucho" (Santiago 5:16) Sin duda, uno de los llamados que más se escucha hoy en las filas evangélicas, es orar por nuestro país, y por cierto es lo que debemos hacer. Pero permítame una breve reflexión al respecto, considerando la petición "de enseñarles a orar",(Luc.11:1) que los discípulos le hicieron al Señor Jesús. Ellos eran judíos, por tanto, "sabían orar" (o era lo que ellos pensaban), pero al ver que sus oraciones rara vez tenían respuesta y no así las del Señor, cayeron en la cuenta, que necesitaban aprender a orar como Jesús.
Verdaderamente es un ejercicio de humildad, pedir y reconocer, que tal vez no sabemos orar (pues no hay muchos resultados) y que más bien hemos aprendido patrones que suenan espirituales, pero que pueden estar lejos de lo que la Biblia enseña. Ese ejercicio de humildad se hace más difícil, sobre todo si se tiene años y cargos en la iglesia.
EL PADRE NUESTRO
La respuesta de Jesús a la petición de sus discípulos, fue lo que conocemos como la oración del Padre nuestro. Esto es importante de considerar, aunque si somos honestos y aun cuando en la iglesia se la enseña como el modelo de oración, basta escuchar las oraciones para darnos cuenta que no se toma mucho en cuenta.
Cuando Jesús les responde, Él no da una cátedra, ni tampoco enseña palabras correctas a pronunciar, Él les habla de su experiencia de oración, que está relacionada con el amor por Su Padre.
Por esa razón, la oración comienza con la expresión "Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre" (Mt.6:9). Por tanto, condición principal de la oración, es una relación tan íntima y cercana, como la que tiene un padre (o madre) con su hijito pequeño, pues así, nos ve nuestro Papito Celestial. Teniendo eso, la oración o la relación fluye, más aún si nos imaginamos en los brazos de nuestro Papito, donde no necesitamos nada, pues estamos completos en Él (Col.2:10). En esa relación tan íntima, no hay espacio para el temor, ni preocupación pues hay total seguridad y gozo.(Sal.16:11). En ese ambiente, el reino y su voluntad, tanto en el cielo como en la tierra (Mt.6:10) es una realidad presente. El pan de cada día" (Mt.6:11) y el perdón de nuestros pecados (Mt.6:12) está garantizado, siempre y cuando, el amor incondicional sea tan real, que haga que perdonemos a los que nos hacen daño. Al estar conscientes de esa relación con Dios como nuestro papá, estaremos más atentos a las tentaciones y el maligno no nos tocará (Mt.6:13).
Si nos damos cuenta, esta oración no necesita ni gritos, ni llanto o peticiones lastimeras, ni menos oraciones desde el temor, sino más bien palabras que se musitan al oído de nuestro Padre, quien está atento a nuestras necesidades.
Por tanto, debemos entender que la oración requiere una relación de amor, donde se vive el reino abundante en el presente, por tanto, ya tenemos las peticiones que hayamos hecho en Su voluntad. Por eso Marcos 11:24 dice: "Por eso les digo que todas las cosas por las que oren y pidan, crean que ya las han recibido, y les serán concedidas".
Mi humilde propuesta, para aquellos que lo estimen conveniente, es que oremos por nuestro país, una oración no con peticiones futuras, sino con respuestas presentes. Algo así como: "Papito Celestial, gracias por despertarnos en tu amor, a la realidad de tu reino que se hace realidad en el cielo como en la tierra. Te damos gracias por la paz que volvió a nuestro país, por la sabiduría que tuvieron las autoridades para enfrentar esta crisis. Agradecemos el que sanaras las heridas de aquellos que fueron maltratados y perdieron seres queridos. Te damos gracias porque la paz imperó sobre la violencia, y los partidos políticos dejaron sus diferencias y pusieron a los postergados en primer lugar. Te damos gracias por los cambios estructurales, en la hoja de ruta del gobierno, donde la única derrotada fue la injusticia social. Gracias porque este proceso se dio de manera pacífica y pensando en el bien común. Te damos gracias porque rompiste todos los paradigmas, en paz y amor. Agradecemos que has perdonado nuestros pecados, como también nosotros hemos perdonado a los que nos han hecho daño. Gracias por que no caímos en la tentación de la polarización y nos protegiste del maligno. Amén.
Es muy cierto y en mi caso ,solo lo puedo lograr si busco a DIOS leyendo su palabra la reflexiono y la hago mía practicándola (algo nada fácil) ,por lo vertiginoso del diario vivir .
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