DOMINI SUMUS

Martín Lutero, quien viajaba a pie muy a menudo, en cierta ocasión se alojó en una posada, donde fue muy bien tratado, pues se supo que él era el famoso reformador. Al momento de irse, el posadero le pidió que escribiera algo en una pared, como un recuerdo. Lutero entonces escribió: "Domini sumus" en correcto latín, obviamente el posadero no entendió y le pidió que le explicara el significado. Lutero entonces le dijo, que esa expresión podía tener un doble significado, según se leyera. Le dijo, puede significar “somos del Señor” o “somos señores”. 

La palabra “Señor” en la Biblia, tiene un significado muy distinto al que le damos hoy que, a lo más, se usa como señal de respeto (el Señor Gonzales, el Señor Pérez, el Señor Jesús). El término “Señor” es Kirios en griego y significa, dueño, amo absoluto y, por tanto, si nosotros decimos que Jesús es nuestro Señor, estamos diciendo que somos sus siervos o esclavos, ya que Él nos compró pagando el precio de su sangre en la cruz del Calvario. Sin embargo, a juzgar por nuestras oraciones, pareciera que no entendemos la implicancia que Él es nuestro Señor, pues más bien lo tratamos como nuestro siervo, ya que le pedimos que nos sirva nos bendiga, nos sane, cuide a nuestra familia, nos dé un mejor trabajo, nos abra puertas de bendición, nos proteja en algún viaje que hagamos, etc. Es decir, Domini Sumus, hoy en día significa más bien que, nosotros “somos señores” y Jesús es nuestro siervo.

SIERVOS O SEÑORES

Es triste darnos cuenta que la manera en que muchas veces nos relacionamos con Dios, pareciera que nosotros somos Señores y Él es nuestro siervo. Nuestras oraciones, que se alejan mucho del espíritu del Padre Nuestro, donde el Reino de los Cielos es lo fundamental, en las nuestras en cambio, nosotros somos el centro, pues nuestras oraciones, tal como ya lo expresamos, son: bendíceme, sáname, dame un mejor trabajo, bendice a mi familia, cuida mi casa cuando voy de viaje, etc. Además, muchas predicaciones se basan en que Dios nos hará cumplir nuestros sueños o que sólo debemos “decretar” lo que queremos y Dios lo hará. ¡Qué insensatez! Todo esto, es una perversión del evangelio y no entender que Jesús es el Kirios y nosotros sus esclavos.

El problema, una vez más, es nuestro ego religioso, que trata de amoldar la Palabra a la propia conveniencia egocéntrica. Por ejemplo, todos decimos que Jesús es nuestro Señor y Salvador. No obstante, hemos reducido la salvación al hecho que Él murió por nuestros pecados y que ahora tenemos vida eterna, que debemos participar en una iglesia y que cuando muramos partiremos a Su presencia. Pero no sólo es una atroz reducción de lo que implica la salvación dada por Jesús, sino que además ignoramos que la Escritura señala que el Señor murió y resucitó para ser “Señor o Kirios de todos nosotros”. Es decir, es nuestro amo y dueño. Pablo reafirma el concepto a los corintios:

"Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado" (2 Corintios 5:15).

Hemos de entender que fuimos comprados por el precio de Su sangre y ahora no solo le pertenecemos, sino que debemos vivir para Él día a día. Eso lo entendían perfectamente los antiguos cristianos, pues es cosa de ver como se describían así mismos los que escribieron el Nuevo Testamento;
Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra” (Hechos 4:29)
 “Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos” (Fil.1:1) 
"Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo" (Sant.1:1)
“Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo” (2 Pedro 1:1)
“Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo” (Judas 1:1)

Ellos entendían y vivían lo que era ser un siervo y no utilizaban ese término como algo honorífico, como es hoy en día, sino para representar su condición frente a su Señor. Debemos entender que antes que Jesús nos llamara, estábamos perdidos en el pecado y en las manos de Satanás e íbamos rumbo a la perdición eterna. Ahora que el Señor nos rescató, nos compró, estamos cautivos en los brazos de nuestro Kirios de amor. "En efecto, habiendo sido liberados del pecado, ahora son ustedes esclavos de la justicia" (Romanos 6:18).

Debemos redescubrir la fe de los primeros cristianos y vivir a Jesús como nuestro Señor, nuestro Kirios y vernos a nosotros mismos como sus siervos o esclavos que debemos aprender a vivir negándonos cada día, si realmente aspiramos a ser sus discípulos y cumplir su voluntad.
Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.(Lucas 9:23) ¿Cómo está viviendo la expresión Domini Sumus?

(Extracto de una de las charlas de Cristianos Anónimos
 c.a.cristianos.anonimos@gmail.com)

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