LOS DESAFÍOS DE ESTE SIGLO XXI

"Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender". Esta cita pertenece a Alvin Toffler, quien fuera un prolífico escritor, y visionario que acertó acerca del cambio tecnológico que ocurrió en la mitad del siglo XX y como la sociedad debió adaptarse a la revolución digital. Entre sus libros destacan, "El cambio de poder", "El shock del futuro" y "La tercera ola".


Esta cita llamó mi atención en relación al cristianismo y a la crisis que la iglesia está viviendo. Por tanto, la reescribo de la siguiente manera; “Los analfabetos cristianos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer la Biblia, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender a leerla”.

Hoy se leen la Escrituras con una familiaridad y ligereza que muchas veces raya en la falta de respeto y las interpretaciones que se hacen, muchas veces antojadizas, se toman como dogma, similar a lo que los fariseos hacían en tiempos de Jesús. Entonces, deben aparecer desafíos o crisis para tomar conciencia del calibre de la Escrituras. Por eso, necesitamos replantearnos y reaprender en este siglo XXI, que la Biblia, es un libro oriental y que nosotros somos occidentales, por tanto, muchas de las interpretaciones que hacemos, pueden estar muy lejos de la intención del autor bíblico, pues nuestra realidad cultural es muy distinta a los canones sociales orientales de los tiempos bíblicos.
  
Entonces, debemos reaprender a tomar muy en cuenta, que las Escrituras describen una realidad que tiene otros canones culturales, que son muy distintos a los occidentales, y que además está separada de nosotros por miles de años y que es preciso contextualizar si queremos entender correctamente su mensaje.
  
Permítame un pequeño ejemplo para ilustrar el punto. En 1 Samuel 24:3, nos cuenta que Saúl y su ejército, andabas persiguiendo a David: “Y cuando llegó a un redil de ovejas en el camino, donde había una cueva, entró Saúl en ella para cubrir sus pies; y David y sus hombres estaban sentados en los rincones de la cueva”. Generalmente se nos enseña que Saúl entró a dormir un rato, e incluso hay ilustraciones con las que se enseña en los estudios bíblicos y se ve allí a Saúl plácidamente dormido, mientras David corta un pedazo de su manto. No obstante, los antiguos que leían este texto, entendían bien “cubrir los pies”, era un modismo local y que no se refería a una siesta sino, simplemente a “hacer las necesidades fisiológicas”. Esto en un ejemplo, de los muchos que hay, donde se ha interpretado incorrectamente la Escritura debido a que representa una cultura muy distinta a la nuestra.

Por lo tanto, es nuestra obligación, estudiar la cultura, los modismos, las figuras de lenguaje, la historia y demás, para poder "caminar por los caminos" que la Biblia describe.

Erróneamente, se ha pensado que basta la buena intención, para que, al leer la Biblia, se pueda extraer la interpretación correcta. También, muchos, confunden la inventiva del predicador, con alguna "unción", que lo hace decir tantas cosas de un sólo versículo, pero en realidad no está predicando la Biblia, sino lo que a él se le ocurre.

Otros dicen correctamente que hay que depender del Espíritu Santo para llegar a una sana interpretación, pero eso no significa solamente orar o confiar en una experiencia mística al momento de enseñar, sino que implica hacer el trabajo previo de "escudriñar las Escrituras" (Juan 5:39) y confiar en Él y en su guianza a la Verdad.
  
INTERPRETACIONES  ESTRUCTURALES

Uno de los grandes problemas del siglo XXI, son las interpretaciones estructurales y populares, que se alejan del patrón bíblico. Permítame un ejemplo:

Se conoce como la gran comisión, el siguiente texto: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén" (Mateo 28:19,20)

Aunque el mandato del Señor es muy claro; "ir y hacer discípulos", en la realidad vemos que la enseñanza generalizada es "ir y plantar iglesias", pensando que las personas que se comprometan, serán automáticamente discípulos. O que aquellos que firman el libro de membresía, o que asistan regularmente y hayan cursado algunas clases de discipulado y diezmen serán discípulos.

Sin embargo, a la luz de las Escrituras, eso no es lo que el Nuevo Testamento enseña. Los discípulos eran aquellos que se parecían a su maestro, pues habían pasado tiempos de intimidad con él, es decir, no tenían mero conocimiento de su persona, sino que le conocían y él había llegado a ser la principal prioridad en sus vidas. No eran persona que se reunían con él una vez por semana o cada domingo.

Esos discípulos, que habían sido transformados por la obra redentora de Jesús y que caminaban muriendo a su ego cada día, siguiéndolo a él, eran los enviados a hacer discípulos y esos nuevos discípulos formarían de forma natural una iglesia en su momento.

La gran comisión no se trata de ir a plantar iglesias que atraeran discípulos, sino de enviar discípulos que naturalmente producirán iglesias.

 La gran comisión se trata de hacer discípulos, y no sólo “salvar personas” o tener más miembros. El enfoque del evangelio, es mucho más que "ir al cielo cuando muera", sino más bien traer el cielo o Su reino a la tierra. El enfoque de un discípulo no es "hacer", sino el "ser". La persona no hace lo que hace para ser salva o para ser cristiana, sino que hace lo que hace, porque es un hijo o hija de Dios. Un discípulo aprende a andar diariamente en amor y no en temor, pues vive conectada a la Vid Verdadera.

(Extracto de una charla de Cristianos Anónimos)


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