DESPIERTA

En este último tiempo he podido compartir con diversas personas de distintas latitudes y ha sido muy enriquecedor llegar a la conclusión que algo está ocurriendo en el plano espiritual y que tiene que ver con la experiencia común de "despertar" a una relación con Dios, mucho más profunda y transformadora. También nos hemos dado cuenta que el común denominador de este "despertar" que nos ha guiado a conocer al Dios de la Biblia, de una manera distinta, íntima y transformadora, es el dolor profundo en sus más diversas manifestaciones. Ese dolor puede tomar la forma de un accidente grave, pasando por enfermedades catastróficas o el fracaso matrimonial, muerte de un ser amado o canalladas de todo tipo. 

Por cierto la vida es en general dolorosa, en este mundo caído y de hecho el Señor dijo "que en el mundo tendríamos aflicción" (Juan 16:33), pero el dolor al que me refiero, es aquel que está relacionado a una experiencia traumática, única y desgarradora que nos puede llevar a dos escenarios:
  1.  En el primero, tenderemos a quedarnos en el papel de víctima, culpando a otros, buscando aliados que tomen partido por nuestra causa o encerrándonos en cuatro paredes sin querer ver a nadie, alejándonos de Dios y sufriendo en amargura sin perdonar. En este escenario no se aprende nada. 
  2. En el segundo escenario, reconocemos que Dios como Soberano, tiene el control de nuestra vida y por tanto tiene el poder de usar ese "terremoto interior y exterior", para enseñarnos a "despertar" a través del dolor y mediante él, iniciar un viaje interior de sanidad del alma, donde aprenderemos a verlo como nuestro aliado y él guía que nos mostrará lo poco que nos conocemos, amamos y por sobre todo nos daremos cuenta lo poco que conocemos y amamos a Dios. Experimentaremos la lección que aprendió Job debido a la tragedia que afectó su vida y que pudo sintetizar así al final de su libro: "De oídas te había oído, pero ahora mis ojos te ven" (Job 42:5). Job despertó a una relación con Dios muy distinta, después de su tragedia.    

Este viaje interior comprueba lo que la Biblia dice en 1 de Corintios 3:16 "No saben que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?". Este verso claramente señala que Dios habita en nosotros, no obstante se nos ha enseñado que la búsqueda espiritual de Dios debe estar enfocada hacia "afuera" y no "adentro", en el "hacer" y no en el "ser", enfocados más bien en el "activismo o el cumplir" que en la "relación" con Dios. Resulta estremecedor darse cuenta que podemos hacer muchas cosas para Dios; asistir fielmente a un templo, participar en distintas actividades, hacer devocionales, oraciones, vigilias, ayunos, etc. y tener muy poca comunión con Dios, pues hemos sido entrenados en el paradigma del "hacer" y no en el "ser". El Señor ejemplificó a la perfección esta enfoque cuando dijo: "Muchos me dirán en aquel día; Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca los conocí; apártense de mí, hacedores de maldad" (Mateo 7:22,23). 

El cristianismo enarbola la bandera de no ser una religión, sino una relación con Cristo y es muy probable que eso fue así, sobre todo cuando uno lee a la iglesia del Nuevo Testamento, pero hoy es una religión pues su énfasis está puesto en la asistencia, cumplimiento de ritos, requisitos y reglas. El enfoque está en el "hacer" y no en el "ser". Una interesante frase anónima dice: "Conocí realmente a Dios una vez que abandoné mi religión".

¿Como poder saber si estamos despiertos o dormidos? La biblia señala que Dios es amor (1 Juan 4:8), Jesús dice que separados de él nada podemos hacer (Juan 15:5), que debemos buscarlo día a día en lo secreto (Mateo 6:6) y que al estar conectados a la vid verdadera, daremos frutos espirituales (Juan 15:5), donde el mayor es el amor (Gal.5:22).

El enfoque en el "hacer" no transforma el corazón, la persona solo "cumple" y se engaña pensando que está viviendo para Dios, pero puede estar tan ocupada, que no tiene tiempo para cultivar una relación con Dios en lo secreto. La persona está dormida en la religión.

El enfoque en el "ser" es distinto, pues el amor de Dios transforma a la persona de adentro hacia afuera y comienza a ver todo bajo ese prisma del amor. Por tanto, aprende a agradece a Dios por el dolor. Si ha sido dañado por alguna persona, aprende a perdonar y bendecirla pues le ha permitido despertar. No siente necesidad de andar murmurando ni hablando mal de nadie. No le llama la atención juntarse con los chismosos. Ya no juzga a otro pues entiende que no tiene el papel de juez y no conoce todo. Ahora más bien busca hacer el bien en todo sentido, y lo más importante, está viviendo la experiencia del amor transformador. Está despierto.

Estas experiencias, nos han motivado a formar un Grupo de apoyo para aquellos que están viviendo el dolor y están siendo despertados por el amor de Dios. Le invitamos a contactarnos al mail;
c.a.cristianos.anonimos@gmail.com

(Isaías 26:19) "¡Despierten y canten, moradores del polvo!
(Zacarías 4:1) "Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño"
(Efesios 5:14) "Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo."




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