LA OPINIÓN QUE CUENTA

En cierta ocasión iba un padre, su hijo y un burro entrando a un pueblo, y la gente comenzó a decir: "mira ese par de tontos, van con un burro y no lo usan". El padre al oír eso, subió al hijo al burro y así llegaron a otro pueblo y la gente al verlos, comenzó a hablar:"cómo es posible que ese hijo sea tan insensible, él va montado en el burro y su pobre padre caminando". El padre escuchó aquello, bajó al chico y montó en el burro, pero al llegar al siguiente pueblo la gente comenzó nuevamente a opinar: "mira que padre tan sinvergüenza, ese pobre niño caminando y él montado en el burro". El padre al oír eso, decidió subir también a su hijo al burro y así llegaron al siguiente pueblo y nuevamente la gente comenzó a decir: "pobre burrito, mira como esos dos abusan de él, tendríamos que demandarlos por maltratar a ese pobre animalito". El padre escuchó aquello y desmontó junto a su hijo y los dos decidieron cargar al burro y así entraron al siguiente pueblo y la gente decía, "¡Mira que par de estúpidos, cargando un burro!". La enseñanza de este cuento, es que cada vez que escuchamos a los demás, terminaremos cargando un burro.



Este cuento popular nos muestra que jamás daremos el gusto a la gente y que nunca su opinión debe ser la que rija nuestra vida. El que dirán o lo que vayan a pensar de uno no es lo importante, en realidad, la única opinión que cuenta es la de Dios y como nos vemos a nosotros mismos y seguir adelante victoriosa y persistentemente a pesar de todo.

Dice la Biblia que "el perfecto amor echa fuera el temor"(1 Juan 4:18). Saberse conectado al amor de Dios es lo que realmente cuenta. Volverse adicto a dar el gusto a la opinión de los demás, es un gran peligro y Proverbios 29:25 lo señala:"El temor humano es una trampa, quien confía en el Señor estará a salvo".






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