EL AGUA HIRVIENDO Y EL CRISTIANISMO
De todos es sabido que el agua hierve a los 100 grados centígrados. Aunque parezca de perogrullo, esto significa que el agua no hierve ni a los 80, 90 o incluso a los 99 grados, sólo se puede considerar agua hervida si cumple con la marca de los 100 grados.
De la misma manera, una persona no puede considerarse cristiana, por mucho que vaya a la iglesia, y participe comprometidamente en toda actividad, o que sepa mucha Biblia, sino supera la marca que el mismo Señor colocó para ser considerado un verdadero discípulo. Él dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame" (Lucas 9:23)
Es decir, un cristiano es aquel que camina por fe en una relación diaria con Jesús, negándose y crucificando deliberadamente su ego, y así va descubriendo el camino que Él va mostrando. Y en esa dependencia diaria con la Vid Verdadera (no la falsa), el fruto del amor va naciendo en el corazón de ese discípulo, transformándolo completamente para obedecer Sus mandatos.
Y para que no quedara dudas que el camino del cristiano debe ser el SER y no el HACER, Jesús dijo: "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca les conocí, apártense de mí, hacedores de maldad. (Mt.7:22,23)
Qué triste sería darnos cuenta de todo el tiempo que desperdiciamos "haciendo" cosas para Él, que nunca nos mandó a hacer, y no lo usamos para experimentar lo que significa "estar" con Él a sus pies. Y es que parece más fácil, seguir cometiendo el mismo error que cometió la ocupada Marta, haciendo muchas cosas, y perdiendo así la bendición prometida a María quien supo valorar la presencia de Jesús en su vida. (Luc.10:41,42)
En estos tiempos finales, es preciso darnos cuenta como hemos cambiado los claros mandatos del Señor y los hemos reemplazado por tradiciones humanas bien intencionadas, pero que finalmente son rebelión, tal y como hicieron los judíos del tiempo de Jesús, por eso Él les dijo; "ustedes dejan el mandato de Dios para seguir tradiciones de los hombres" (Mat.7:8)
Entendamos que el tiempo que Dios nos da cada día, no sólo es valioso, sino que también se nos va agotando, pues nos vamos acercando a nuestra muerte, por tanto, usémoslo sabiamente volviendo a esa relación de intimidad diaria que Él nos pide, donde somos transformados por su amor. (Luc.9:23)
Resumen de las charlas de Cristianos Anónimos.
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