LA DECADENCIA Y CAIDA DE UNA SOCIEDAD (SEGUNDA PARTE ) LO QUE LA HISTORIA NOS ENSEÑA

 El dramaturgo español Jacinto Benavente (1866-1954) dijo: "Una cosa es continuar la historia y otra es repetirla". Y la única manera de saber si la vamos a continuar o la vamos a repetir, es conociéndola y reflexionando sobre lo sucedido pues nosotros como cristianos tenemos más responsabilidad que los demás.

 


 Hoy estamos viviendo en un mundo cambiante y lleno de incertidumbre, donde las ideas de "cambiarlo todo", de "refundar todo" parecen muy atractivas para algunos, y donde rechazar los valores que Dios nos enseña se presentan como progreso humano, por tanto es del todo necesario y beneficioso mirar al pasado y buscar aprender las lecciones que la historia trata de enseñarnos.

 En su libro "Cuando las naciones mueren", el historiador Jim Black señala: "Al mirar atrás, a través de las ruinas y los hitos de la antigüedad, me ha sacudido los paralelos entre esas sociedades y la nuestra. Para la mayoría de nosotros, la destrucción de Cartago, el crecimiento las ciudades-estado griegas y la caída de Roma son meros fantasmas del pasado, lecciones de historia ya olvidadas. Y cosas como la captura de Constantinopla, la disolución del Imperio Romano, el colapso de los reinos de España y Francia y la lenta declinación desintegradora del Imperio Británico son mucho menos claras y memorables. La mayoría de nosotros no recuerda mucho de nuestras lecciones de historia sobre el Iluminismo Francés o, para el caso, las cuestiones que dieron origen a la revolución estadounidense. Pero el trasfondo legítimo de nuestro propio lugar en la historia, y es vital que reconsideremos la naturaleza de la vida en esos tiempos anteriores. Porque dentro de esas eras y movimientos se encuentran las semillas de los problemas que enfrentamos hoy":

 Jim Black indica tres aspecto de la decadencia de una sociedad que deben considerarse: La decadencia social - la decadencia cultural, y la decadencia moral. Para este escrito sólo consideraré las dos primeras y para el siguiente, la última.

 LA DECADENCIA SOCIAL

 En cuando a la decadencia social, el autor señala tres tendencias importantes que la demuestran: La crisis de la falta de Ley, la pérdida de la disciplina económica y la creciente burocracia. Al respecto señala: "En la antigua Grecia, los primeros síntomas de desorden fueron una pérdida general del respeto por la tradición y la degradación de los jóvenes. Entre los primeros síntomas estuvieron la desnaturalización del arte y del entretenimiento. Los supuestos filósofos sabios distorsionaron el arte de la comunicación y la retórica se volvió combativa e intolerante. Los intelectuales comenzaron a ridiculizar y atacar todas las instituciones tradicionales de la sociedad griega". 

 Aparecieron nuevos pensadores en la sociedad que propiciaban un "cambio fundamental" y pedían que se les diera a la juventud una "voz en la sociedad". Sin las pautas tradicionales, los jóvenes se volvieron desenfrenados e indisciplinados y destruyeron el viejo orden. Así fue como Grecia, degeneró hacia una nación desacreditada y anárquica. En el año 146 a.C. los romanos conquistaron Grecia y la pusieron bajo la autoridad militar, logrando así restablecer el orden y restituir el gobierno de la ley.

 El filósofo español Ortega y Gasset, escribiendo al respecto de la Revolución Francesa, notó que "el orden no es una presión impuesta a la sociedad desde afuera, sino un equilibrio establecido desde adentro". El Imperio Romano - así como todas las demás civilizaciones - entendieron que la disciplina y las costumbres son necesarias para la estabilidad.

 Un relato histórico similar se puede hallar en el Antiguo Egipto del cuarto siglo a.C. La anarquía y la violencia paralizaban la economía, y la nación era un caos. Cuando Alejandro Magno invadió el país en el año 333 a.C., su primera tarea fue restablecer el orden e instituir la Ley Marcial, que hizo en forma brutal. Una vez que Alejandro muere, Egipto (que no aprendió la lección) vuelve a su antiguo modelo, hasta que el Imperio Romano en el año 33 a.C. lo conquista y de nuevo restituye la paz mediante las armas y la ley marcial.

 Otro ejemplo histórico interesante es Cartago, quien alguna vez fuera llamado "el eterno rival de Roma", pero su preeminencia e impacto menguaron al hundirse en el desenfreno y la disipación, como resultado de su gran riqueza y lujo".

 La ley y el orden fueron destruidos desde adentro. Además, los jóvenes ricos de Cartago ya no querían servir en el ejército, así que contrataban a mercenarios para luchar por ellos. Pero cuando el ejército entró en un feroz conflicto con Roma y otros adversarios, los mercenarios huyeron y dejaron a la nación indefensa. Cartago cayó ante Roma en 146 a.C., y el primer acto de las legiones romanas fue restablecer la ley y el orden.

 En estos y muchos otros ejemplos, la descomposición social llevó a la declinación y a la caída de una gran civilización.

 Cuando observo mi lindo Chile, los países hermanos del cono sur, no puedo soslayar que hay una descomposición social y que el futuro tal como se ve, no es promisorio, pues en el fondo estamos repitiendo la historia. Cómo creyentes, debemos hacernos la pregunta: ¿Cuál es nuestra responsabilidad? Creo que al menos debiéramos conocer los procesos históricos, para tener más claro nuestro rol y con mayor razón comenzar a vivir los valores del reino de Dios, abandonando nuestra cómoda religiosidad. Recordemos que el Señor dijo que somos luz y la luz no se debe esconder, sino que debe brillar.

 DECADENCIA CULTURAL

 En cuanto a la decadencia cultural, Jim Black señala, que hay cuatro tendencias importantes que la demuestran: La declinación de la educación, el debilitamiento de los fundamentos culturales, la pérdida por del respeto por la tradición y el aumento del materialismo. Es aterrador ver que estas cuatro variables están presentes hoy en nuestra sociedad y las estamos viendo todos los días mezclándose, al igual que los ingredientes de una receta maligna. ¿Cuál es nuestra responsabilidad como cristianos en todo esto? Esa es una respuesta que cada uno debe buscar. 

Por ello, el historiador Donald Dudley, en su estudio "La civilización de Roma", dice que ninguna causa es única, por sí sola, habría puesto de rodillas al imperio. En cambio la caída llegó a través de una "serie de debilidades y de la combinación de todas ellas".

 La decadencia cultural de una sociedad lleva inexorablemente a la declinación social y cultural. Y los patrones son similares de una civilización a otra.

 El poeta romano Livio escribió que la avaricia y la permisividad llevó a los romanos a excesos peligrosos. Dijo: "Pues es cierto que, cuando los hombres tenían menos posesiones, también eran modestos en sus deseos. Últimamente, las riquezas han traído avaricia y abundantes placeres, y el deseo de llevar lujo y lujuria al punto de la ruina y la perdición universal". 


 Hoy en día, se ve una sociedad donde las mínimas normas de educación se pasan por alto, y la violencia se enarbola como bandera de lucha donde no se miden las consecuencias y las tradiciones que han forjado a los países, los símbolos patrios son despreciados. ¿Se busca acaso más justicia social? Sin Dios eso es imposible, es una peligrosa quimera y que la historia lo muestra, pues la decadencia de una cultura es el abandono de Dios y sus principios. Y todo esto nos lleva a la decadencia moral, donde el dinero es lo más importante. La historia humana lo muestra y no podemos ser ciegos a esa realidad.

Ser cristiano no es pasar en la iglesia, asistiendo fielmente y dando dinero para la obra, es más que eso. Es buscar entender los tiempos que vivimos. El Señor les dijo a los fieles religiosos: "Cuando anochece, dicen: Buen tiempo; por el cielo tiene arreboles. Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cuelo nublado. ¡Hipócritas! que saben distinguir el aspecto del cielo, mas las señales de los tiempos no pueden." (Mateo 16:2,3) 

Este tema terminará en la siguiente publicación.


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